Sindicales

3/10/1996|513

A los compañeros de Cormec y de Córdoba, nuestra posición

La conciliación obligato­ria dictada en el conflicto de Cormec dejó esta­blecida una situación contradic­toria. Tener en claro en qué con­siste esta contradicción es el pun­to de partida, en nuestra opinión, para fijar una política que permi­ta una victoria de los trabajado­res contra la patronal de Fiat.


El propósito fundamental de la patronal es imponer el conve­nio Fiat-Smata en Cormec, que ha pasado a manos del pulpo ita­liano luego de la disolución de la ‘sociedad’ con Macri. El conve­nio Fiat-Smata modifica total­mente la relación laboral en Cor­mec, no sólo en lo que se refiere a la ‘polifuncionalidad’, sino también con respecto a los sala­rios, que se ven reducidos en un 40%-50%; a las vacaciones, que pueden ser fraccionadas; a la jor­nada laboral, que pasa a ser cal­culada sobre una base anual y que permite, por lo tanto, su alar­gamiento hasta doce horas dia­rias sin pagos de extras y que establece ‘modalidades’ labo­rales, como el “contrato de aprendizaje” por menos de 400 pesos, la mitad de los cuales paga el Estado.


El recule del gobierno


La conciliación obligatoria que dictó la secretaria de Traba­jo de Mestre, que retrotrae el conflicto a su punto de partida, suspende la vigencia del conve­nio Fiat y restituye, por lo tanto, los salarios y las normas labora­les fijadas en el convenio vigente hasta el momento, que corres­ponde a la UOM. Este resultado representa una victoria tan des­comunal de los trabajadores de Cormec que habían ocupado la fábrica, que un columnista de la patronal de La Voz del Interior no vaciló en escribir que “Tra­bajo se equivocó…(al) desha­cer los contratos que se han firmado”(con Fiat). En otra in­formación del mismo diario se dice “que algunos artículos de esta disposición dejaron ‘fríos’ a los empresarios”.


Pero la secretaría de Trabajo no habría podido hacer otra cosa, porque estaba apremiada en desalojar la fábrica antes del inicio de la huelga general de 36 horas. Los hechos posteriores le dieron la razón a los funciona­rios, no a sus ‘críticos’, porque en ningún lugar como en Córdo­ba la huelga fue tan masiva y combativa. Si Cormec hubiera permanecido ocupada durante la huelga general, Fiat habría tenido que desistir de aplicar su ‘convenio’ por bastante tiempo, en lugar de conformarse con una ‘conciliación obligatoria’. La cuestión de la ‘flexibilización laboral’, en ese caso, habría cobrado tanta agudeza en Cór­doba, que muchas patronales habrían tenido que abandonar sus políticas superexplotadoras.


La patronal de Fiat habla re­chazado la última contraoferta obrera, de llevar los salarios al 92% del nivel actual y discutir las condiciones laborales, precisa­mente porque no quiso abando­nar el marco del convenio firma­do con la burocracia de Smata a principios de año. Pero este ‘con­venio’ se fraguó antes de que la patronal contratara a los obreros que deberían regirse por este nuevo régimen y a espaldas por completo de los obreros de Cor­mec, a los que se quiere arrear ahora a un hecho consumado. Los trabajadores han defendido en estas circunstancias el dere­cho elemental de cualquier parte en un contrato —a fijar sus pro­pias reivindicaciones.


Lo que preocupa ahora a la patronal y a sus ‘abogados’ es el ‘precedente’ jurídico que ha dejado establecido la concilia­ción obligatoria, ya que está ad­mitiendo que una parte de la firma Fiat-Auto pueda regirse por un convenio diferente al fir­mado con el Smata. Los compa­ñeros de Cormec deben aprove­char, naturalmente, todas estas ventajas, que no se las regaló nadie sino que conquistaron a viva lucha.


La trampa


Lo que es necesario com­prender ahora, en nuestra opi­nión, es que el recule del gobier­no y la aceptación de ese recule por parte de la patronal, está condicionado a la evolución de la situación política general y, es­pecialmente, de lo que pase con el movimiento obrero. Recula­ron para dejar pasar la huelga de 36 horas; volverán al ataque y reclamarán la vigencia comple­ta del ‘convenio’ Fiat apenas sientan que el empuje de los tra­bajadores se ha detenido. Exa­minadas desde este ángulo fun­damental, las concesiones del gobierno son pura espuma, son ficticias. Luego de la huelga ge­neral, Menem ha repetido sin cansarse que pretende imponer la ‘flexibilización laboral’ en todo el país y, especialmente, desconocer la vigencia de los convenios colectivos por indus­tria. Mestre, ni qué decir, quiere ‘flexibilizar’ hasta la educa­ción de los nenes de pecho. Los objetivos de los capitalistas y del gobierno no podrían ser más co­munes. La propia burocracia sindical ya ha firmado convenios de ‘flexibilización’, como Sma­ta, Alimentación, Plásticos, Textiles, y el propio Daer ha ra­tificado que acepta la ‘flexibili­zación’ si se establece en acuer­do con la burocracia sindical.


La situación contradictoria a la que hicimos referencia al co­mienzo, es muy clara. De un lado, los trabajadores de Cormec lograron desconocer el convenio Fiat e imponer una negociación que parte, no de ese ‘convenio’, sino del que rige en la actuali­dad. Del otro lado, los capitalis­tas recularon, pero solamente para ‘zafar’ de una situación peligrosa para ellos —que la fá­brica siguiera ocupada durante la huelga general de 36 horas. Para la patronal y para el go­bierno, el ‘convenio’ Fiat sigue existiendo, aunque hayan teni­do que ignorarlo frente a la huel­ga general. Para los trabajado­res, este ‘convenio’ es inacepta­ble y no es el cuadro de la nego­ciación actual, pero esto lo po­drán conservar al final de la con­ciliación obligatoria solamente si se preparan para una lucha más profunda aún que la que ya libraron, y si fortalecen los lazos con el conjunto de la clase obrera en los mismos términos de movi­lización y lucha que se manifestó en la huelga general de la sema­na pasada.


Una vez clarificados los tér­minos de esta situación contra­dictoria, es necesario destacar un hecho fundamental, excep­cional, de gran valor estratégico, que es incuestionablemente la carta de triunfo de los trabajado­res de Cormec. Nos referimos a que la huelga general de 36 ho­ras fue fundamentalmente una huelga general contra la ‘flexi­bilización laboral’. Fue de lo único que se habló durante y después de la huelga. Es decir que fue una huelga general con­tra el ‘convenio’ Fiat-Smata; fue una huelga general por los mismos objetivos reivindicativos de los compañeros de Cor­mec. La conclusión de esto se desprende sola: es necesario que se forme en Córdoba un Coman­do Obrero contra el ‘convenio’ Fiat —poniéndole su apellido a la ‘flexibilización laboral’. Que los sindicatos, las internas, el Moas, el Cta, el Mta y todos los agrupamientos sindicales fir­men un compromiso de que el ‘convenio’ Fiat-Smata no va a pasar, de que defenderemos el derecho a los convenios por in­dustria con paritarios libremente elegidos por la base, y que para conseguir todo esto van a lanzar de inmediato un plan de lucha en toda la provincia y re­clamar a la CGT un plan de lu­cha nacional de inmediato.


Nuestra opinión sobre lo que hay que nacer


En las condiciones concretas creadas por la victoria de la ocu­pación y la huelga general de 36 horas, los compañeros de Cormec deben y pueden defender a muer­te su salario y condiciones de tra­bajo y no aceptar el ‘convenio’ Fiat. Que dentro de Fiat-Auto lleguen a coexistir dos convenios nos debe tener sin cuidado, jurí­dicamente ha sido aceptado in­cluso en la conciliación obligato­ria. Desde el punto de vista del derecho, le asiste la razón a los trabajadores de Cormec, ya que son inaceptables los contratos que no cuentan con el acuerdo de las partes —que es lo que ocurre en el caso del ‘convenio Fiat- Smata’, en el cual Smata no re­presentaba a ninguna parte tra­bajadora de la planta Fiat. Si la patronal quiere un convenio úni­co deberán reunirse en asamblea los obreros de la actual Cormec y de la futura terminal Fiat, y jun­tos establecer el convenio que quieran firmar.


En concreto, entonces, opi­namos que hay que rechazar el encuadramiento en el ‘conve­nio Fiat-Smata’ que hay que negociar un convenio propio; que en el futuro hay que unir a los compañeros de Cormec y de la terminal sindicalmente, para rechazar también en la terminal el ‘Convenio Fiat’. Insistimos, naturalmente, con el asunto de que la huelga de 36 horas ha modificado profundamente el panorama del movimiento obre­ro de Córdoba, y en gran medida de todo el país, y que ha converti­do a la ‘flexibilidad laboral’ en un asunto práctico y político de toda la clase obrera.


Las burocracias sindicales se disputan Cormec como si fuera un botín para saquear, tanto el Smata como la Uom. Los Campellone son los autores de la peor entrega, porque ellos firmaron el ‘convenio Fiat’; la Uom no hizo nada para enfrentar esta situa­ción, ni tampoco las suspensio­nes pasadas o los despidos, e in­cluso ahora impulsó que los com­pañeros de Cormec aceptaran encuadrarse en el ‘convenio’ ne­grero. Opinamos que los compa­ñeros de Cornee deben rechazar también que se los quiera encua­drar con cualquiera de las dos burocracias y que deben actuar sobre la base de las resoluciones de sus asambleas. Primero hay que conquistar un convenio que contémplelos reclamos, reivindi­caciones y aspiraciones de los obreros de Cormec; no al ‘conve­nio Fiat’, ni para empezar a dis­cutir. Sobre la base de una victo­ria en este asunto, somos de la opinión de que los trabajadores de Cormec deberán decidir más tarde, por medio de una votación, cómo quieren vincularse organi­zativamente con el conjunto del movimiento obrero de Córdoba y de Argentina. Incluso hay que contemplar la posibilidad de que una victoria en Cormec, sumada a las luchas de los compañeros metalúrgicos, unifique sindical­mente a los mecánicos y a los metalúrgicos en una organiza­ción donde se aplique la democra­cia sindical y donde la dirección y la política del sindicato sean in­dependientes de las patronales, de sus partidos y del Estado capitalista.