Sindicales

14/7/2016|1419

A qué viene la ley de autopartes

Lo que está pasando en el Smata


El 30 de junio, el Smata realizó una movilización de sus afiliados al Congreso en apoyo a la ley de autopartes. El despliegue de recursos del sindicato para la movilización fue enorme, no así la convocatoria que, con viento a favor, llegó a 10 mil trabajadores, aunque en el sitio de internet del Smata dice que “se montó un escenario al que rodearon unos 20 mil mecánicos llegados del conurbano, Capital y las provincias”. La convocatoria no fue producto del apoyo de los trabajadores a la ley, sino del operativo de control policial que la burocracia ejerció en las terminales y fábricas autopartistas.


 


Con la movilización, la burocracia del Smata pretendía mostrar, por un lado, el respaldo de los trabajadores al proyecto de ley y, por el otro, la capacidad de control de la burocracia sobre sus afiliados. Ambos objetivos quedaron a medio camino.


 


La ley de autopartes es un nuevo régimen de subsidios otorgado a las patronales automotrices. Bajo el eufemismo de “fortalecer a la industria autopartista”, se entregarían bonos de incentivo para descontar del pago de impuestos a estos monopolios. Esto, sin ninguna contrapartida real por parte de los pulpos automotrices.


 


Detrás de esta ley, el Smata intenta ocultar su complicidad con las patronales. La pérdida actual de los puestos de trabajo que se está dando en varias terminales y fábricas mediante despidos encubiertos, retiros voluntarios y suspensiones; el aumento de los ritmos de producción y la pérdida del poder adquisitivo del salario tienen al sindicato como convidado de piedra, como expresión de un acuerdo con las automotrices y con el gobierno. No es casual que Pignanelli no se canse de señalar que el ejemplo de empresa automotriz es Toyota, la fábrica con los más altos ritmos de producción, en donde un trabajador a los 35 años ya no sirve. No tuvo empacho en sostener en una asamblea que “si en VW tenemos que laburar a la japonesa, lo vamos hacer”. Toda una declaración de principios. En 2014 explotaron las luchas de Lear y Gestamp porque los trabajadores resolvieron resistir los planes de ajuste de las empresas, y el Smata fue el principal aliado de las patronales para derrotar a los trabajadores. La entrega de esas luchas es una herida que todavía no cicatrizó y está muy presente en la memoria de los trabajadores metalmecánicos.


 


Verde amarillo


 


La ley de autopartes funcionó como carta de bienvenida del macrismo al Smata. Fue, además, la devolución de gentilezas por el apoyo a ley buitre del bloque de Romero, el diputado “obrero” de esta burocracia. Las relaciones del macrismo y el Smata están transitando un camino aún mejor que el de los primeros tiempos del kirchnerismo. Recordemos que el Smata terminó el gobierno de Cristina con el mote de “gremio ultraK”.


 


La ley fue votada por todo el arco de los partidos patronales del país. El principal apoyo fue del bloque Cambiemos y el propio Macri la mandó con su firma al Congreso, hecho que Pignanelli agradeció “como buen peronista” en su discurso en el Congreso, ante un silencio sepulcral de los presentes.


 


Corresponde colocar al Smata en estado de asamblea frente al ajuste en marcha.