Sindicales

13/12/2007|1021

A quien cubría Servini: La extraordinaria lucha del Casino

Ahora todos "en el mismo barco"

En una semana, la huelga general del Casino reventó cuatro maniobras políticas para quebrarla: la represión de la prefectura, los nuevos despidos de la patronal, el intento de conciliación con los despedidos afuera y, finalmente, la disposición de Servini de Cubría que, con la protección de la prefectura, impedía el ingreso de 81 compañeros.


El cierre del barco fue el último derrape de Servini de Cubría ante la maciza reacción obrera y la acción decidida de un grupo de dirigentes políticos y legisladores que acompañamos a los huelguistas. Desnudamos en plena madrugada, a los ojos de todo el país, que la empresa y la justicia, ambas, impedían trabajar a los compañeros.


Es al mismo tiempo el emergente de una crisis de poderes que se planteó entre la justicia federal y el ministerio de trabajo que había decidido conciliar con los despedidos adentro. Algo que puede parecer normal, pero fue arrancado tras veinte días de huelga, a un poder político que convalidó todo el tiempo a la patronal de Cristóbal López y a la burocracia sindical.


El gobierno echó lastre, se lavó las manos de la represión manifestando que separaría a los responsables y dictó esta conciliación peculiar, con vuelta a las tareas después de la asunción de Cristina Kirchner. Esto indica que temían un agravamiento de la huelga en el momento del traspaso.


El giro impuesto tiene más relieve si se tiene en cuenta que seis gremios, entre ellos los “irreconciliables” Aleara (juegos) y Somu (marítimos), se unieron en una actitud sin precedentes en el movimiento obrero: reclamarle al ministerio que no se reincorpore a los despedidos. Conocemos traiciones de todo tipo pero es una novedad que la burocracia sindical deje las huellas en un expediente pidiendo que no se devuelvan los puestos de trabajo a las cabezas de 97 familias represaliadas.


Las dos facciones que disputan la CGT, el moyanismo del “Caballo” Suárez del Somu y el barrionuevismo del macrista Amoroso de Aleara, se unieron contra la poderosa organización de base de los jóvenes trabajadores del Casino.


La feroz pelea por las cajas sindicales no les ha hecho perder de vista el alcance que tiene el control del lugar de trabajo por parte de un cuerpo de delegados de base, electo por los compañeros y asentado en la asamblea. Esta fue el arma clave de los sucesivos triunfos de esta organización en torno al convenio, contra el lock-out patronal en mayo, por la integridad del plantel y del cuerpo de activistas.


Estamos ahora ante un “lock-out judicial”. El enorme poder de este lobby del juego, de las influencias del empresario kirchnerista López, asociado a la española Cirsa, se apreció en que tuvieron para el churrete a cuanta institución del Estado se les cruzó: el Ministerio, la Prefectura, la Justicia federal. Se trata de una patronal con tanta “llegada” a la Rosada, que hasta pudo unificar contra la organización obrera a las fracciones de la burocracia sindical que se disputan el protagonismo del futuro pacto social. Cuesta pensar que en alguna de las fases de esta vertiginosa semana no haya intervenido en persona el propio Kirchner.


Tampoco se puede descartar un objetivo de más largo alcance del clan empresarial pingüino, buscando plazos y condiciones para que Cristóbal López obtenga, negociación con el macrismo de por medio, la concesión para un casino en tierra. Por ahora, la legislatura porteña “colgó” al empresario kirchnerista en la renovación de la concesión del hipódromo donde disfruta del curro descomunal de los tragamonedas.


En cualquier caso, la huelga ya no es la misma. Los trabajadores han impuesto un nuevo escenario que refuerza la unidad de clase de los huelguistas. Fracasaron los “mulos”, el Casino no facturaba, la huelga cumplió casi un mes con un 85% de acatamiento. Hoy están todos “en el mismo barco”, aunque sea afuera del barco. La brasa caliente la tiene el ministerio de Trabajo que debería garantizar el pago de haberes, el reingreso general y la participación de las partes para discutir las reincorporaciones. Los primeros pasos del plan de lucha, que tendrá seguramente similitudes con el de la gran lucha de mayo/junio, en oportunidad del lock-out, apuntan en esa dirección.


La Kirchner empezó con baile, crisis con Moyano, masiva movilización piquetera y reforzamiento de la gran huelga general de la juventud del Casino. Llamamos a todas las organizaciones obreras a cerrar filas y a movilizarse con los compañeros.


La victoria de esta huelga es estratégica en la defensa de todo un rumbo para la clase obrera.