Sindicales

14/3/2002|745

Aerolíneas Argentinas: Cuadro de situación

Después de varios meses de ‘silencio’, Aerolíneas Argentinas ha vuelto a ser noticia. Los síndicos de la convocatoria han informado que en el 2001, Aerolíneas perdió 401 millones de pesos y que tiene un “saldo patrimonial negativo” de 172 millones de pesos. Es decir, que se encuentra en quiebra.


Antonio Mata, presidente del grupo privatizador Marsans, minimizó el informe, señalando que los actuales propietarios de Aerolíneas harían los aportes de capital necesarios, provenientes de sus propios fondos o de “acuerdos preexistentes con los anteriores propietarios” (BAE, 8/3). Mata ha confirmado finalmente lo que se rumoreaba desde que la Sepi le “vendió” Aerolíneas: que “la empresa funciona con liquidez aportada por la Sepi al desprenderse de Aerolíneas (Cinco Días, 6/3). Es decir que Mata-Marsans es un “hombre de paja” de la Sepi, que le habría aportado más de 200 millones de dólares a cambio del compromiso de mantener a Aerolíneas funcionando por dos años. De esta manera, el Estado español se “despegaría” de la quiebra de Aerolíneas mientras Marsans podría utilizarla en beneficio de sus negocios turísticos. En cuanto a la solvencia del grupo Marsans, basta mencionar que hace pocas semanas ha debido renunciar al control accionario de su línea aérea SpanAir, en favor de la escandinava SAS, porque no pudo capitalizar las deudas de esa empresa, unos quince millones de dólares, el equivalente a la deuda de Aerolíneas en dos meses.


 


El fracaso de la convocatoria


Aunque la pesificación y la devaluación le han permitido a Aerolíneas reducir sensiblemente sus deudas y licuar los salarios, la convocatoria no ha resuelto ninguno de sus problema. La compañía continúa trabajando a pérdida y no hay ninguna esperanza de “recuperación” con un mercado de que ha “achicado” violentamente: en enero de este año, el número de pasajeros en los vuelos de cabotaje se ha reducido en un 35% y en los vuelos internacionales en un 50%, respecto a enero del año anterior. El aumento del combustible inevitablemente empeorará su situación.


Está claro que se marcha a una “depuración” del mercado argentino. Lapa-ARG, de Eurnekian, que también está en convocatoria, ha perdido el año pasado 45 millones de dólares. En conjunto, las cinco empresas que operan en Argentina han perdido unos 360 millones de dólares.


El “olor a sangre” ha llevado a Aerolíneas y a Lapa-ARG a seguir operando, en la esperanza de que su competidora caiga primero. Para ello Aerolíneas utiliza los fondos que le ha provisto el Estado español y Eurnekian los que, indirectamente, le provee el Estado argentino: Eurnekian debe más de 90 millones del canon por la privatización de los aeropuertos, que el gobierno duhaldista ni siquiera le reclama.


La guerra es a muerte; el estallido de la crisis aerocomercial está en ciernes y arrasará con los salarios, las condiciones de trabajo y el empleo de miles de trabajadores aeronáuticos. Es necesario prepararse para enfrentarlo.