Sindicales

12/12/2018

Aeronáuticos: la burocracia acepta la conciliación, mientras crece la combatividad por abajo

La conducción del gremio de pilotos aceptó la conciliación y debilita la lucha de los aeronáuticos

Los pilotos lanzaron un paro general para el 13 y 14 de diciembre, que alcanzará a todas las aerolíneas, en rechazo a la decisión oficial de autorizar la contratación de personal extranjero con el objetivo –denunciaron– de precarizar sus tareas y reemplazarlos progresivamente.


Para evitar la medida el gobierno dictó -como era esperable- la conciliación obligatoria por 15 días hábiles que, con la correspondiente extensión automática a 20, impedirá la realización de cualquier medida de fuerza hasta mediados del mes de enero y que la dirección del gremio acató rápidamente. De esta manera, se abre una tregua para el gobierno que le permite superar el pico anual de pasajeros que abarca justamente ese período del año.


La medida oficial no solo es arbitraria porque es el mismo Estado patrón el que dicta la conciliación obligatoria, sino que su aceptación convierte en intrascendente la decisión de lanzar un paro si, de inmediato, se suspende por un mes apenas se anuncia la conciliación, como ha sucedido ya ante otras medidas dictadas por los sindicatos aeronáuticos.


A esto se le suma que, en la práctica, se rompería la posibilidad de llevar a cabo cualquier medida de conjunto de todos los trabajadores del sector frente a la ofensiva gobierno-patronal –respecto de la cual la dirección de todos los sindicatos realiza un silencio total–, ya que regiría la interdicción para los pilotos.


Al momento de explicar las razones del paro, el titular de la Asociación de Pilotos (APLA), Pablo Biró, denunció que las empresas “pidieron traer aviones y pilotos extranjeros alquilados para romper las huelgas” (Página/12, 11/12) y añadió que habrá “un endurecimiento de las medidas de fuerza si el Gobierno no desiste con esta iniciativa”. Biró destacó también que “en los últimos días fueron desvinculados 40 pilotos al mismo tiempo que se contrató a media docena de pilotos extranjeros”.


El conflicto se desarrolla en medio de una bronca generalizada que se extiende a todo el personal aeronáutico y que se manifestó en el masivo acatamiento al paro de 24 horas realizado la semana pasada y a las demás medidas que se realizaron recientemente por deudas salariales e intentos de destruir los convenios laborales del sector.


La última de ellas fue una importante y combativa movilización realizada el lunes último en el hall de pasajeros de Ezeiza con la participación de trabajadores de los distintos gremios aeronáuticos, encabezados por una bandera con una leyenda donde se vincula la seguridad de pasajeros y los tripulantes con el respeto a los convenios colectivos de trabajo.


Esta movilización –recibida sin hostilidad alguna por parte de los pasajeros– vino precedida por otra realizada el viernes pasado en el hall de Aeroparque, más regimentada por la burocracia de los gremios, que también congregó a más de 300 trabajadores y que muestran que hay una enorme voluntad de lucha entre los trabajadores aeronáuticos y que la campaña oficial entre los usuarios para culpabilizar a los trabajadores no les da el resultado que esperaban.


Las direcciones de los sindicatos aeronáuticos tratan de contener esta combatividad y adecuarla a sus “ritmos”. Luego del paro de 24 horas, la patronal se desdijo del compromiso de levantar las sanciones que aplicara a 376 compañeros, del pago de la deuda salarial del convenio de este año y de la apertura de la paritaria para compensar el desfasaje salarial.


Frente a esto, los sindicatos que convocaron a esa medida no han planteado ninguna continuidad a la lucha de conjunto. Así, el paro decidido por el sindicato de pilotos –totalmente justo– encierra el problema de que se aísla de una pelea de todos los aeronáuticos a la cual debiera haberse sumado esta reivindicación por la contratación de pilotos extranjeros rompehuelgas.


Las últimas medidas han mostrado un principio de intervención obrera que modifica el escenario de contención de la burocracia y un estado de deliberación recorre todos los sectores de trabajo. Hay que concretar verdaderas asambleas que organicen la lucha en un curso de victoria.


La agrupación La Pista –integrante de la Coordinadora Sindical Clasista (CSC)– denuncia que “el objetivo del macrismo es precarizar y flexibilizar nuestras tareas. Para ello amenazan con la quiebra o la privatización. Pero no están en condiciones de privatizar Aerolíneas, no hay interesados, ya que la actividad está generando pérdidas.


Tampoco pueden cerrarla por las consecuencias políticas de una movilización de los miles de trabajadores de la compañía y porque el servicio que presta es imprescindible para la economía y los negocios empresarios, que las low cost no podrían reemplazar ya que nunca aceptarán hacerse cargo de los múltiples destinos no rentables.


Las provocaciones que montó la patronal cancelando la ruta a Barcelona, iniciando causas penales a pilotos por emitir un comunicado gremial en vuelo, incumpliendo la cláusula gatillo de septiembre y rechazando negociar la paritaria vencida, más las suspensiones, fueron respondidas por los 12.000 aeronáuticos de forma contundente.


La campaña mediática contra los trabajadores de Aerolíneas fue un rotundo fracaso, al punto de recibir muchas muestras de apoyo de los pasajeros a la lucha. Por eso se debe rechazar cualquier negociación que pretenda modificar nuestros convenios. Incluso hay nuevas razones para profundizar las medidas de fuerza: Aerolíneas abandonó la ruta a Río Hondo que fue tomada rápidamente por Avianca, asociada a la familia Macri y ahora están los despidos denunciados por los pilotos, cuya reincorporación hay que reclamar.


Por su parte la ANAC prorrogó la autorización para que la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y la Fuerza Aérea actúen como carneros en tareas de rampa de aeropuertos y plantea la necesidad de que el activismo tome en sus manos la tarea de impulsar la convocatoria a un paro activo de 36 horas con movilización al ex Ministerio de Trabajo de Dietrich para exigir el levantamiento de todas las sanciones y despidos, el pago de lo adeudado y una apertura de paritarias para compensar el desfasaje salarial.