Sindicales

18/3/2004|842

¿Aislados?

La campaña política contra los piqueteros ha tenido varios escenarios. El más publicitado fue el apagón en La Plata (mereció tapa de Clarín y ciertamente ríos de tinta y cantidad de minutos radiales y televisivos en la capital bonaerense).


Sin embargo, de ese apagón participaron unos 55 comerciantes de los alrededores de las calles 7 y 55. Su representante, Carlos Rigueiro, dijo que “esta no es una protesta contra los piqueteros, ellos no son el problema, es contra el gobierno bonaerense, porque no nos da ninguna solución” (La Nación, 5/3). Otro, en el debate televisivo con la dirigente Laura Khon del Polo Obrero de La Plata, dijo que “Cafiero nos atendió y lo único que nos dijo es que resolver el problema puede llevar un año. En ese tiempo, nos fundimos y nos hacemos piqueteros, no es contra ustedes la movida”.


Ya el 25 de febrero había fracasado olímpicamente el cuarto o quinto cacerolazo antipiquetero impulsado por Radio 10 y Majul, que había sido convocado el domingo 22, ante 800.000 televidentes y desde el diario La Nación e infinidad de radios y otros medios.


En este marco, Daer calificó a los piqueteros como “compañeros usados por la hambruna y la desesperanza por dirigentes políticos” (Clarín, 15/2), mientras que, según Carrió, “piquetes legítimos eran los de antes, cuando los acompañaban puebladas como las de Cutral-Co”. Pero ella se cuida de promover puebladas.


La campaña antipiquetera fracasa a la hora de querer concretar una movilización fascistoide de la pequeña burguesía. Sin embargo, el mal humor de esa misma clase media contra los cortes y contra el ala políticamente independiente del movimiento piquetero, tiene que ver con las ilusiones políticas de que la “recuperación” lleve a una salida al derrumbe social. Mientras tanto, tienen lugar el pago de la deuda externa, los tarifazos, la desvalorización brutal del salario, la aniquilación de las jubilaciones, los nuevos contratos leoninos con las privatizadas y el aumento de las prepagas, esto en lo económico. En lo político, sigue el rescate de los aparatos juarista y duhaldista, el encubrimiento de las mafias represivas, el archivo de los expedientes de los comisarios de la Bonaerense, el envío de tropas a Haití.


Este campo de frustraciones de las aspiraciones populares arroja a numerosos sectores a los piquetes, a los cacerolazos y a la movilización popular, como en los casos de Santiago del Estero, San Luis, los docentes en siete provincias, las huelgas de médicos y enfermeros en la Capital o la radicalización de sectores de los ahorristas y deudores hipotecarios, y hasta de los camioneros de Moyano en Carrefour.


Los impresionantes recortes en los gastos sociales que denunciamos con la sub-ejecución del presupuesto nacional del 2003, la reducción de planes sociales, el despido masivo de beneficiarios en la provincia de Buenos Aires con la excusa del reempadronamiento, afectan también a sectores medios y a la propia base clientelar del peronismo; basta ver el revuelo que hay en Quilmes con la caída de 3.000 planes bonaerenses y sus coqueteos con el movimiento piquetero.


Del “aislamiento del movimiento piquetero” salimos luchando contra el gobierno y no al revés; la prueba está en la presencia del MTD Aníbal Verón y de Barrios de Pie en la lucha bonaerense. Salimos impulsando las asambleas populares, los planes de lucha, y organizando listas antiburocráticas en Gráficos, en la Alimentación y en todos los gremios, desarrollando a fondo la ANT y la marcha del 24 de marzo contra el pacto Kirchner-FMI, por el desprocesamiento a los luchadores y contra el envío de tropas argentinas a Haití.