La empresa Alimentos Modernos, dedicada a la producción de papas congeladas, viene desarrollando un plan general contra sus trabajadores. Había despedido una primera tanda de 6 compañeros hace unos meses, luego abrió retiros voluntarios y presentó un Procedimiento Preventivo de Crisis con el objetivo de pagar indemnizaciones por debajo de lo que indica la ley. Ahora se han sumado, en este cuadro, decenas de nuevos despidos.

Farm Frites, como se llamaba anteriormente, es conocida por trabajar en las peores condiciones de seguridad: la descarga de las bolsas de papa sigue siendo a mano, la planta se inunda continuamente, no tiene alarmas ni luces de emergencia, ni se renueva el parque de maquinarias. Todavía en 2018 trabajan con amoníaco en las cámaras de frío, químico completamente prohibido por la normativa de Seguridad Industrial.  La contaminación del barrio también es un distintivo de Farm Frites: el agua podrida de la limpieza de las papas y todos los desechos industriales son vertidos a las calles por la complicidad entre el dueño, Ignacio Noel y el intendente de Cambiemos, Jorge Macri.

La respuesta de los trabajadores a los planes de reducción de personal de la empresa fue contundente: ni un trabajador se había sumado a los “retiros voluntarios”, se rechazó el Procedimiento Preventivo de Crisis fraudulento de la empresa y ante los despidos el paro con piquetes fue total.

En el desenlace de las negociaciones en el día de ayer ante el Ministerio de Trabajo, la Comisión Directiva del STIA Buenos Aires aceptó levantar las medidas de fuerza contra los despidos a cambio de una leve mejoría en los términos de pago de las indemnizaciones, que seguirán siendo en cuotas a pesar de no haberse aprobado el Procedimiento de Crisis. El STIA de Rodolfo Daer gestiona los despidos, los mejora y los embellece, pero en ningún momento va a la lucha para frenarlos. El cierre del conflicto, con 47 trabajadores perdiendo su trabajo, fue presentado como un triunfo.

El modelo de negociación entre empresa y sindicato es idéntico al desarrollado por la empresa Pepsico, con la diferencia que la multinacional se vio obligada a pagar el doble del valor indemnizatorio para aislar la lucha de los que peleaban por su reincorporación: durante un plenario de delegados, el Secretario General del STIA Buenos Aires, Rodolfo Daer, informó que el sindicato no tenía más nada que pelear por los trabajadores de Pepsico puesto que habían conseguido una mejor indemnización. El STIA y la empresa compartieron el objetivo estratégico de aislar a los activistas que no se conformaban con la indemnización sino que querían su puesto de trabajo.

Es metodológicamente necesario decir que los despidos masivos en Alimentos Modernos y el cuadro de crisis de los puestos de trabajo generalizado en toda la industria de la alimentación, desmienten categóricamente la versión de la Comisión Directiva del Sindicato de que los despidos son responsabilidad de “los zurdos que tiran demasiado de la cuerda”.  Los despidos arrecian en todo el país por responsabilidad de los capitalistas que intentan afrontar la crisis haciéndosela pagar a la clase obrera, y por la complicidad de la Directiva Verde de la Federación, que en vez de ir a una lucha general por las reincorporaciones se dedica a gestionar los despidos fábrica por fábrica y seccional por seccional. En definitiva, tiran del mismo lado de la cuerda que los empresarios.

Llamamos a todos los trabajadores a reflexionar sobre este mecanismo instalado en cada conflicto de trabajadores de la alimentación, y a poner en pie una nueva dirección en el STIA para defender los puestos de trabajo.

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