Sindicales

16/3/2006|937

“Aníbal Fernández ordena los operativos”

En Las Heras, la clase obrera no se rinde


El miércoles 8 de marzo, en Pico Truncado, presentamos la “amicus curiae”, recurso de amparo por los detenidos. Pedimos una reunión con la jueza Ruata y nos informaron que no nos podía atender, ni ese día ni el posterior. Nos derivaron al secretario del juzgado, que nos negó que hubiera ocupación de planta alguna por parte la gendarmería, aunque la militarización de Indus tenía estado público. El secretario admitió que la militarización fue ordenada por el ministro Aníbal Fernández y que la jueza ordenó el procedimiento a partir de una denuncia de la patronal. Cuando denunciamos que la policía ordenó a un trabajador presentarse al juzgado sin exhibir ninguna causa, el secretario reconoció que disfrazan el procedimiento legal mediante citaciones a prestar testimonio, aprovechando la citación para someterlo a una rueda de reconocimiento. Este “procedimiento” es aplicado a toda la población.


 


¡Huelga, a pesar de todo!


 


Ante el reclamo de encuadramiento en el convenio petrolero, por parte del conjunto de los trabajadores, las patronales y la burocracia del sindicato petrolero responden ofreciendo el pago del 50% de los días caídos y una negociación separada por empresa. Los trabajadores rechazan este planteo, en parte porque ignora su pretensión fundamental, en parte porque reclaman una negociación de conjunto, y por último porque entienden que los días caídos deben pagarse al ciento por ciento e incluyendo la previsión de horas extras que se ejecutan normalmente. La propuesta burocrático-patronal tampoco planteaba reincorporar ni a los despedidos ni a los delegados. Los trabajadores se mantuvieron firmes en su posición a pesar de la presión de los burócratas —Pérez (comisión directiva) y Mamaní— para que acepten.


 


El jueves 9 continuó el paro en Indus y se concretó una reunión en la Subsecretaría de Pico Truncado, para evitar la presencia masiva de trabajadores. No dejaron ingresar a los delegados y se firmó un acta sólo con el gremio y la patronal. Cuando vuelven a la planta de Indus para informar a los compañeros, la policía detiene a dos delegados.


 


El comisarío nos dice que las detenciones obedecen a la muerte de Sayago, que “nada tienen que ver el conflicto obrero”. No nos deja verificar si los compañeros están bien tratados, tampoco nos dicen adónde se los trasladaría. Fuera de la comisaría había un gran dispositivo de la Gendarmería con máscaras, gases, escudos y helicóptero. Se arma una movilización de aproximadamente 200 personas, pero en el ínterin trasladan a los detenidos y comienzan los allanamientos y las detenciones. El propio jueves detienen a once compañeros de Indus y a un desocupado. Los trabajadores se refugian en la parroquia de Las Heras; el cura Bicego les ofrece las instalaciones, teléfono, computadora, cocina, baños. Allí decidimos plantear la presentación de hábeas corpus para armar una vía de acción a los familiares y delegados, y realizamos todas las denuncias a los medios nacionales, incluido un comunicado. Trabajadores de Indus y delegados petroleros pasan la noche en la iglesia y el viernes se producen dos detenciones más. La jueza informa recién por la tarde los lugares de detención de los trabajadores. Se arma una comisión con los familiares de los detenidos —15 mujeres—, se saca un volante y se comienza a ir casa por casa convocando una movilización para el viernes a las 18 horas.


 


No sale el paro el viernes, tampoco vienen los trabajadores petroleros. La Gendarmería se aposta en los campos, en los accesos a las petroleras y se encarga de custodiar que los trabajadores que ingresan a trabajar no tomen contacto entre ellos. El jueves, en el momento de las detenciones, no funcionaban los teléfonos, tampoco Internet; Las Heras había quedado aislada del mundo.


 


El viernes 10, a las 18 horas, se hizo una movilización, con aproximadamente 200 personas, compañeros de Caleta y petroleros. Al terminar la movilización llega el cura Bicego para informar que el comisario le dijo que tenía orden para detener a tres que estaban dentro de la iglesia. Así se completaron los (hasta ahora) 19 presos del norte de Santa Cruz y se “preparó” la jornada del 13.