En estos momentos los trabajadores de la línea 60, se encuentran en estado de asamblea permanente, exigiendo la reincorporación de Leandro Ezcurra, quien fuera despedido sin causa, profundizando el cuadro de ataque y persecución que viene desarrollando el grupo DOTA, desde el asesinato de David Ramallo.

A la par de este ataque, se suma el abandono del mantenimiento de las unidades, lo que pone en riesgo permanente a choferes y usuarios, cuestión que forma parte del pliego de reclamos que levantan los trabajadores en conflicto.

Según lo que pudimos conversar con distintos trabajadores, el grupo DOTA busca, por medio de este accionar, volver a discutir, junto con la UTA y el gobierno, el levantamiento de 12 ramales que según ellos dan perdidas y avanzar con imponer un proceso de flexibilidad laboral.

Desde el Partido Obrero en el Frente de Izquierda y los Trabajadores, llamamos a apoyar con todo esta medida y nos colocamos a disposición de los trabajadores de la 60.

El proceso que se vive en esta línea no es un hecho aislado. Replica la situación caótica que se vive en todo el gremio UTA, donde el avance de la flexibilidad laboral, la persecución y los despidos, son moneda corriente y se sufre la enorme entrega que lleva adelante la dirección del gremio.

Hacemos un llamado al conjunto de trabajadores, delegados y activistas del gremio, a no sembrar expectativas en ninguna de las variantes burocráticas en que se divide el gremio, alineadas con Bustinduy o con Fernández. Los dos se intentan presentar  como socios ocasionales en algunas luchas, en tanto afecte los intereses de la facción rival, pero viven demostrando que se colocan en el terreno de los grupos patronales en disputa, en contra de los intereses de los trabajadores del transporte.

Es necesario poner en pie un agrupamiento independiente de las burocracias y empresas, que se ponga a la cabeza del enorme proceso conflictivo abierto  en las líneas, para defender las condiciones y los puestos de trabajo, así como también  el salario.