Sindicales

4/10/2012|1242

Apuntes políticos

El ataque de la ministra ajustadora Nora De Lucía implica una rebaja promedio del 16% en los salarios. Este es el fondo de la formidable huelga general de los 3 mil trabajadores del ministerio. No “estalló el país”, según la presidenta, pero estallan huelgas como ésta, inscripta en la tendencia del Ingenio El Tabacal, de Los Dragones, de los paros de 500 mil estatales bonaerenses que doblegaron el aguinaldo en cuotas, de los paros cordobeses o santacruceños o, más atrás, de la huelga general camionera rama combustibles.


Al inicio de esta huelga, el gobernador se comprometió ante Osvaldo Rial, presidente de la Unión Industrial, dar marcha atrás con el proyecto de adelanto excepcional de Ingresos Brutos para grandes empresas. Rial pidió que la reforma impositiva “no afecte al sector productivo”, o sea que se haga integralmente sobre el pueblo trabajador. Todo el presupuesto de “austeridad” 2013 se basa en recortes de esta naturaleza.


La oposición interna y externa, dibujada


Mariotto tanteó si podía ir a visitar la huelga. El interlocutor, kirchnerista, le contestó que corría peligro de un linchamiento. El vicegobernador no ha tomado una sola medida a favor de los huelguistas ni como vicegobernador ni como presidente del Senado.


La Cámpora o el Evita disputan el movimiento popular, pero no enfrentan el ajuste. Todos ellos votaron por unanimidad el pliego de nombramiento de Nora De Lucía en reemplazo de Gvirtz que denunció “el ajuste en marcha”. La salida a la cancha de la clase obrera con su propia posición frente al ajuste, desnuda una interna de sectores que comparten las prioridades estratégicas en favor del capital financiero (la deuda pública provincial se paga puntualmente) y de los capitalistas en general.


La oposición del FAP no ha tomado iniciativa parlamentaria alguna. Tampoco repudió el despliegue de la infantería. Lo mismo ocurre con los radicales. El peronismo disidente, amigo de Moyano, está del lado de Scioli. Toda contradicción, que las hay, al interior del poder político, podrá ser explotada a condición del desarrollo independiente de la huelga.


Cuestión de Estado


De Lucía y Scioli han hecho de la derrota de esta huelga una cuestión de Estado. Quebrar a los 3 mil trabajadores de Educación es el expediente de entrada del ajuste sobre la masa docente y otros ministerios que tienen plus salariales que se fueron arrancando con la lucha. Mandaron a la infantería, pero la huelga se fortaleció. Tienen una orden de desalojo, pero no encuentran la oportunidad de ejecutarla. Retrocedieron con el corte de subsidios a la educación privada, pero no están dispuestos a retroceder en esta rebaja salarial en el corazón del ministerio.


Los sindicatos


Por ello, para los gremios de la provincia el triunfo debe ser una cuestión “de Estado”. ATE no conoce la palabra huelga general, o mejor la detesta. Los trabajadores han paralizado las dependencias, y mediante la toma han establecido un centro político de la huelga. Es la segunda gran huelga general que se le impone a ATE contra su voluntad: la primera fue la del Inti, que quebró una rebaja similar en ese organismo autárquico. En este caso, como en aquel, la huelga no se restringe a los afiliados de ATE. Siguiendo una orientación clasista ha pasado totalmente por encima de las barreras de tres gremios actuantes, en especial de UPCN, cuya burocracia directamente es abucheada por la huelga.


Del triunfo de esta gran huelga depende cualquier reapertura de paritarias, objeto del paro del 2 de octubre de ATE. Un plenario de delegados debe sesionar en la toma misma y disponer un plan de lucha progresivo en apoyo a la huelga de Educación. Todo el movimiento de ATE provincia debe empeñarse en llevar esta huelga a la victoria.


La huelga en Educación coloca en debate qué clase social debe pagar la bancarrota provincial. Que la crisis la paguen los capitalistas.