Sindicales

10/2/2003|819

“Argentinazo” docente en Neuquén

La huelga docente de Neuquén es una expresión de un proceso muy profundo. Es una huelga que debía vencer (y venció) la presión de toda la institucionalidad del régimen.


Un vasto frente boicoteó la huelga y los piquetes: desde el gobierno y el conjunto de los partidos de “oposición” hasta la Iglesia, los medios de difusión (cuya tarea de terror psicológico merece un párrafo aparte) y, por supuesto, todas las cámaras patronales y las organizaciones intermedias. Más el papel desmovilizador de la conducción provincial y el aislamiento de la Ctera.


La huelga se mantiene contra viento y marea, basada en los más genuinos métodos piqueteros y en el papel de algunas conducciones seccionales y el activismo. Este empuje sólo puede interpretarse como una réplica (al estilo de los terremotos) del Argentinazo.


La huelga fue haciendo su progreso al calor de los piquetes: seccionales del interior, casi sin paro hasta el momento, pasaron al 80% de acatamiento y votaron sus propios cortes en ruta del interior provincial, como fue el caso de Chos Malal, Las Lajas, etc.


Así, a pesar de los intentos dilatorios en la semana decisiva previa a las elecciones, los cortes se extendieron, se sumaron las ocupaciones de colegios por parte de los estudiantes, sectores de padres se organizaron, y hasta se rompió parcialmente la maniobra de bloqueo informativo y guerra de versiones instrumentada por el gobierno a través de los medios.


El salario


Luego de más de 9 días de corte de los puentes que unen Neuquén y el Alto Valle (por los cuales circulan a diario unas 20.000 personas), la reacción ha debido reconocer por la boca del intendente de Neuquén (Recrear) que “hay que reconocer la capacidad de comprensión de la gente que debe cruzar los puentes caminando, en vez de hacerlo en micro”.


Es que detrás de esa “capacidad de comprensión” está el hecho, innegable, de que la lucha docente por la recomposición salarial expresa un reclamo de esos miles que cruzan, que son finalmente trabajadores también, sometidos a la miseria salarial como el que más.


Y allí está la explicación de la complicidad del gobierno Kirchner con el gobierno Sobisch: la recomposición salarial no sólo golpea al provinciano, sino, fundamentalmente, golpea el corazón de los acuerdos de mister “K” con el FMI.


En este sentido, puede interpretarse la huelga docente como la punta de lanza de un proceso a escala nacional que, como otras veces, ha estallado primero en Neuquén.


Las elecciones


Sobisch espera usar su rotundo triunfo electoral para tirar contra la huelga todo el capital político que logre de las urnas. Pero ha sido muy cauteloso.


Es que Sobisch no está seguro de hasta dónde la huelga puede ser neutralizada por los votos. De nada le sirve ganar, si obtuvo solamente el 38% del padrón para gobernador, el 28% para diputaciones nacionales y el 27% para diputados provinciales.


En el ’95, Sapag ganó con el 55% de los votos, pero hubo 10% de votos en blanco: seis meses después de asumir estalló el primer Cutralcazo. En Prensa Obrera Nº 468, del 10/10/95, bajo el título “Gran crecimiento del voto en blanco”, se caracteriza que “Felipe Sapag se sentará entonces en la gobernación sobre un barril explosivo”.


Lo mismo puede estar ocurriendo ahora.


La huelga, mañana, lunes, sigue. Ya hay votadas actividades y nuevos cortes. Volver a los cortes duros. También ya se perfila la maniobra de la conducción para desactivarlos: esperar hasta el martes 30 por una supuesta reunión con el gobierno.


Entre el empuje de abajo y las maniobras de arriba, la huelga docente va.