Sindicales

10/8/1994|425

Asi fue el gigantesco paro del 2 de agosto

El paro del 2 de agosto fue la ocasión para una importantísima batalla política del activismo sindical, que se empeñó por garantizar la medida y darle un carácter de lucha. En este combate, no sólo debió enfrentar la declaración de ilegalidad, los ataques del gobierno y de los patrones y el carnereo activo de la burocracia de la CGT sino, también, empeñarse a fondo para superar las limitaciones de la política de sus convocantes, las burocracias del CTA y el MTA, quienes se opusieron sistemáticamente a darle un carácter activo a la jornada y, por lo tanto, a impulsar el paro entre las bases de los gremios de la CGT carnera.


Lo que se podrá leer a continuación es un informe sobre cómo se desarrollaron esta lucha política del activismo y la jornada del 2 en las grandes concentraciones obreras del país, elaborado a partir de las distintas regionales y organizaciones del Partido Obrero.


El Gran Buenos Aires


En el Gran Buenos Aires, las centrales convocantes están integradas por tres gremios “de servicios” (UTA, Suteba y ATE) sin incidencia en la clase obrera industrial. En estos tres gremios, y en particular entre los docentes y choferes, la adhesión al paro de los trabajadores contrastó notoriamente con la política que desarrollaron sus direcciones.


En Suteba, la dirección no garantizó la masividad de las asambleas seccionales, ni convocó a reuniones de delegados por escuela, ni siquiera realizó una agitación en los colegios y, sin embargo, el paro fue muy importante. Los primarios adhirieron en mayor medida, apoyados por los padres que no enviaron sus hijos a clase; en secundarios, el paro se cumplió masivamente porque los estudiantes tampoco concurrieron a clases.


En algunas seccionales del Suteba se libró una importante batalla política. En General Sarmiento, la Lista Rosa-Tribuna Docente  derrotó a la burocracia en una asamblea preparatoria, al lograr que se aprobara que el paro fuera activo, que se definieran las reivindicaciones del gremio y la necesidad de un plan de lucha. En la jornada, convocada por la burocracia el día lunes anterior al paro, la presencia de Tribuna Docente fue la más numerosa. En La Plata, Berisso y Ensenada, los docentes protagonizaron el paro más masivo de los últimos tiempos, superando ampliamente la tarea divisionista de la FEB.


En la UTA, la dirección no convocó a asambleas ni hubo plenarios de delegados. El paro —que fue parcial— fue garantizado por entero por el activismo sindical, allí donde éste se encuentra organizado, como en la zona Sur, algunas líneas del Oeste y, en menor medida, en La Matanza.


ATE fue el gremio que presentó una mayor adhesión al paro; en los grandes hospitales (Posadas, Paroissien) y en las reparticiones públicas, el paro se hizo sentir. La dirección de ATE, sin embargo, se opuso a darle un carácter activo al paro y a arrastrar a los demás gremios a la huelga. Esto es fundamental, porque en las distintas reparticiones y hospitales los afiliados de ATE “conviven”  con afiliados de UPCN y Sanidad y con sindicatos de empresa (como Inta Castelar). Sólo en el Inti hubo una actividad conjunta por el paro de delegados de ATE y UPCN y un acto en común, esto por iniciativa de la Comisión Interna de UPCN.


El paro fracasó en el Smata y en el tabaco, donde las direcciones sindicales “apretaron” a fondo a los trabajadores. En la UOM, sin embargo, el paro tuvo una importante repercusión. Antes que nada hay que destacar el importante ausentismo en Sevel, precisamente en el momento en que los dirigentes de la UOM estaban en la Rosada firmando el “acuerdo flexibilizador”. En las fábricas de San Martín, Ciudadela y Quilmes, el ausentismo llegó al 30%; en la Corni (Vicente López) paró el 80% y en otras se produjeron faltazos colectivos impulsados por los activistas con la “excusa” del transporte.


En otras grandes empresas, donde la burocracia nacional carnereó, el activismo y los delegados y comisiones internas combativos libraron importantes batallas para cumplir el paro. En Terrabussi (alimentación) se hicieron importantes esfuerzos mediante asambleas de sección y, a pesar de que la fábrica pone micros, se registró un importante ausentismo. En Editorial Atlántida paró un 90% y su comisión interna realizó un acto por la tarde en Panamericana y 197  con la presencia de unos 50 compañeros. En el gremio del neumático, Pirelli paró totalmente, pero no Fate, donde aún se hace sentir la derrota de la gran huelga.


Rosario, San Lorenzo, sur de Santa Fe


El paro en Rosario y el sur santafesino fue contundente: los choferes de la UTA pararon en un 100% y la paralización fue masiva en docentes provinciales, judiciales, empleados de comercio y bancarios.


En Villa Constitución pararon la UOM, los docentes y el comercio. En el cinturón industrial de San Lorenzo, a excepción de la Refinería (ex YPF), de los petroleros privados y, parcialmente, de los aceiteros, el paro fue total. Es importante señalar que en un conjunto de plantas (Pasa-Pérez Companc, Sulfacid, Duperial, Celulosa) los importantes paros que se registraron significan un principio de superación de las derrotas (despidos en masa, despidos de activistas y delegados) sufridas tiempo atrás. En las plantas que no paraban —como la Refinería— los trabajadores recibían los volantes del PO denunciando a la burocracia por el carnereo.


Fue muy importante el paro en los municipales: en San Lorenzo pararon masivamente (100%) y, muy importante, en Rosario se registró un paro espontáneo del 50% de los trabajadores de las grandes concentraciones, que desobedecieron los llamados de la burocracia a trabajar.


En el Banco Provincial —que sufre una brutal ofensiva privatizadora— el 90% de los trabajadores votó el paro y la realización de una movilización sobre la Casa de Gobierno, en Santa Fe. La posición del Banco Provincial fue decisiva para obligar a la Bancaria, enrolada en la CGT, a apoyar el paro. En docentes, Amsafe Rosario votó la realización de una movilización el mismo día del paro, a la que concurrieron más de 500 compañeros, a pesar de que la convocatoria se realizó con sólo 24 horas de anticipación.


La contundencia del paro —a pesar del boicot de la CGT Rosario y de la política abstencionista del CTA-MTA respecto de las bases de los gremios de la CGT— fue un claro pronunciamiento obrero contra el gobierno y, por eso, ha abierto una crisis en el aparato burocrático: apenas dos días después del paro, La Capital  de Rosario (4/8) anunció la inminente ruptura de la CGT rosarina.


Córdoba


El paro fue unánime en los gremios convocantes: decididamente total en docentes, en los hospitales, en el Area Material Córdoba, en EPEC, en Obras Sanitarias, en la administración provincial y en la UTA.


La decisión de la UOM provincial de dar marcha atrás en su adhesión al paro y el carnereo del Smata, sin embargo, hicieron que el cordón industrial trabajara normalmente, rompiendo la unidad lograda con el paro provincial del 10 de junio. Sin embargo, como pudo comprobar el PO en su agitación, los trabajadores del cordón industrial querían parar. En Ciadea (ex Renault) y Cormec (Sevel), los comentarios en puerta de fábrica el día del paro eran “nos obligan a carnerear”… y hasta un vocero del gran capital internacional, que recibe información de las propias patronales y el gobierno (Financial Times, 3/8)  debe reconocer que en esas dos grandes plantas se registraron “altos niveles de ausentismo”. Reafirmando esto, dos días después los trabajadores de Cormec se autoconvocaron en asamblea general pidiendo la cabeza de la burocracia de la UOM y de la Comisión Interna por los sueldos de miseria cobrados: en la asamblea muchas intervenciones “le pasaron la factura” a la dirección de la UOM por el carnereo del paro (ver nota sobre Cormec en página 3).


La burocracia  sindical cordobesa está a las puertas de una crisis brutal, que el paro se encargó de poner en evidencia. La Mesa de Enlace que agrupa a las tres centrales sindicales provinciales (CTA, CGT-MTA y MOAS) decidió adherir al paro, pero al mismo tiempo daba “libertad de acción” a los gremios cuyas conducciones nacionales carnereaban (Smata, UOM, telefónicos, no docentes, alimentación). El CTA y el MTA apañaron el carnereo de sus “colegas” de la burocracia.


Tucumán


También en Tucumán el paro tuvo características masivas en la administración pública provincial  y en los municipios del interior, esto a pesar de que el paro de transportes fue parcial. Lo importante, sin embargo, es que el paro de los estatales afectó a  gremios pertenecientes a la CGT local que, abiertamente, había hecho campaña por no parar. Es el caso de ATSA donde, por resolución de asamblea, pararon el hospital  Padilla —el más importante de la provincia—, el Obarrio y el Centro de Salud. Más aún, la burocracia se vió obligada a levantar un plenario previsto con anterioridad —y referido a la lucha reivindicativa que viene desarrollando el gremio— al informarse que varios hospitales llevaban el mandato de adherir al paro del 2. En Luz y Fuerza, donde también se inició un movimiento reivindicativo, el 1º de agosto se realizaron asambleas en varios sectores declarando el apoyo al paro.


En el ámbito educativo, el paro en la docencia fue masivo. La directiva de ATEP, sin embargo, se jugó a disolver la tendencia favorable al paro activo (que había sido el mandato de capital en el congreso provincial de delegados); en la Universidad el paro fue muy masivo y arrastró a buena parte de los no docentes, cuya directiva llamó a boicotearlo.


Enfrentando las posiciones del CTA y el MTA opuestas al paro activo, el Frente de Sindicatos Municipales del Interior y la Unión de Trabajadores Estatales, con el apoyo del Centro Unico de Estudiantes secundarios, partidos de izquierda y agrupaciones estudiantiles, convocó para el mismo día 2 a una marcha en la Plaza Independencia, a la que concurrieron 500 trabajadores y jóvenes.


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La contundencia del paro, la bronca de los trabajadores que fueron obligados a carnerear por sus direcciones, la “desobediencia” de muchas empresas, seccionales y gremios a las directivas de la CGT y el papel jugado por el activismo en la huelga del 2 de agosto, han agudizado la crisis de la burocracia de todas las tendencias. Esto es claro en Córdoba, en Rosario, en Tucumán, y también en Buenos Aires.


La crisis de la CGT es mayúscula y lo revela el “duro conflicto interno que se desató en las últimas horas en el seno del Secretariado Nacional de la UOM (como consecuencia de) la negociación salarial con Sevel, ya que violaría el principio de discusión por actividad establecido en el plenario de delegados de la UOM de Parque Norte” (Crónica, 5/8).


La cuestión de la dirección está en el centro de la situación política. Como lo venimos señalando insistentemente desde Prensa Obrera, ha empezado la cuenta regresiva de la burocracia. Está planteada  por primera vez la lucha por una nueva Central Obrera, independiente, que debe acabar con los “amigos de Menem”  y superar a las burocracias opositoras que quieren “arreglar” indoloramente la definitiva crisis del sindicalismo peronista integrado al Estado.