Sindicales

18/2/2016|1399

Astillero Río Santiago: arrancamos la asamblea general

La situación se caldea


Luego de dos semanas de profunda deliberación de los trabajadores del astillero, el 5 de febrero, bajo un sol abrasante, se realizó la asamblea general que tanto se había reclamado luego del trágico accidente que costó la vida de un compañero. Casi veinte oradores hicieron escuchar los reclamos tan postergados de todas las secciones.


En este clima se votó entre dos mociones: 1) darle tiempo al Ministerio de Trabajo para que evalúe la necesidad de inversión y no marchar o 2) marchar el miércoles 10 a exigir a la cartera laboral que se haga la inversión necesaria estipulada por la empresa en tan sólo 50 millones. Sin contar los votos “ganó” (en una votación reñida) la primera moción, defendida por la conducción Blanca del gremio.


Es válido preguntarse, ¿tiempo para inversiones en seguridad a quienes no se preocuparon en los últimos doce años? Y, además ¿quién garantiza las condiciones de trabajo seguras luego de tantos años de abandono?


El jueves 11 se produjeron nuevos accidentes de trabajo en el sector de buques militares.


El viernes 12, a la mañana, el gremio se reunió con la mesa del cuerpo de delegados para discutir el relevamiento llevado a cabo por la empresa. Este cubre casi todas las falencias de seguridad existentes. Es decir que en un día la empresa se entera de casi todos los problemas, ¿por qué espera a que haya un compañero muerto para realizar dicha tarea?


Queda sobre la mesa la responsabilidad clara por el vaciamiento de la fábrica que opera desde antes incluso que la gestión kirchnerista. La misma responsabilidad tiene la conducción Blanca del sindicato, a quien se le debió arrancar una asamblea general por la muerte de un compañero.


El secretario general, “Pancho” Banegas, se proclama partidario de “la negociación”, lo mismo que se le escuchó decir antes a “Pachuli” Ignomiriello (ex secretario general y gerente de Recursos Humanos de la empresa, removido en asamblea general cuando era de la Blanca). La “calma” y el “saber medir fuerzas” sólo han servido para mantener al astillero dormido.


En la asamblea general, esa lista Azul apoyó incondicionalmente a la conducción blanca en sus planteos, dejando en descubierto el pacto que hay entre ellos.


Votar la movilización significaba dar una clara señal al gobierno de María Eugenia Vidal de que el astillero no aprueba su política de despidos y salarios a la baja. Pero eso iría en contra de la orientación que viene llevando la conducción blanca en los últimos quince años.


Es imposible separar la crisis que atraviesa la fábrica de los acuerdos trazados por esta conducción con el gobierno de Daniel Scioli. Ahora, el gremio pretende retomar esa política conciliadora con el de Vidal.


Un primer balance


Todas las grandes conquistas, desde derrotar la ola privatizadora de los ’90 hasta las sucesivas luchas para mejorar las condiciones laborales y salariales llevadas adelante hasta el gobierno de Duhalde, fueron el resultado de la movilización activa de los compañeros. La lucha fue tal que los sucesivos gobiernos de la provincia de Buenos Aires han tenido que ceder una tremenda partida presupuestaria para garantizar la “paz social”.


La táctica de gobierno sciolista fue destruir la fuente de trabajo con la mecánica de la desinversión, y generando desequilibrios salariales y administrativos. La confianza en que el propio gobierno responsable del vaciamiento y la crisis podría resolver el problema, llevó a los compañeros a una fuerte desmoralización política.


Este cuadro de parálisis y de vaciamiento se completa con el papel jugado por sectores de izquierda que, lejos de jugar un papel combativo, se adaptaron a los planteos de las conducciones gremiales. El caso más marcado se expresa en la Junta Fiscalizadora (de la que forma parte central La Marrón-PTS), cuya función no se cumple en lo más mínimo. No ha presentado un solo informe en los últimos años.


Los debates que se desarrollan en cada rincón de la fábrica expresan un cambio. Comienza a colocarse el problema de la composición del cuerpo de delegados.


 El Astillero está llamado a cumplir un rol protagónico plegándose a la lucha de los docentes y de todos los estatales de la zona, si es que quiere mantener las conquistas básicas que tanto costó conseguir.


Para enfrentar el ajuste heredado y el que está en curso, debemos marchar junto a los maestros y estatales y así generar la presión necesaria para que la crisis no la paguemos los trabajadores. Preparemos el paro nacional de ATE del 24 y la movilización a la Plaza de Mayo.