Sindicales

30/5/1995|449

ATE prepara, sin embargo, una futura derrota

La huelga de los mineros de Río Turbio —y de los trabajadores de Yacimientos Carboníferos Fiscales de Río Gallegos— culminó, des­pués de tres semanas de lucha, con una rotunda victoria. El conflicto comenzó cuando la patronal comen­zó a desconocer las conquistas arran­cadas en noviembre —el aumento salarial, el pago del adicional por trabajo en el interior de la mina a los I compañeros accidentados y la en­trega de carbón para uso domicilia­rio— y comenzó a cerrar sectores, trasladando compulsivamente a su personal. La patronal se ha visto obligada ahora a reconocer plena­mente la vigencia de este acuerdo.


La victoria obrera fue lograda por la gran combatividad y decisión de la base minera, que logró superar el aislamiento a que la sometió la directiva nacional de ATE. Durante las tres semanas de huelga, la direc­tiva centroizquierdista fue incapaz de tomar una sola medida de solida­ridad nacional.


El ataque patronal a principios del año, determinó que el paro na­cional del 21 de abril se cumpliera no sólo masivamente por los com­pañeros afiliados a ATE, sino tam­bién, por los 90 trabajadores de la contratista que cumple sus tareas dentro de la mina y están afiliados a la Uocra. A partir de entonces, reco­menzó la lucha por la plena vigencia del convenio y del acuerdo de no­viembre.


Luego de las elecciones, la pa­tronal despidió a la contratista y dejó a más de 100 compañeros en la calle, y a 18 compañeros efectivos de Río Gallegos… La Directiva de ATE so­licitó la “mediación” de la Iglesia y del gobierno provincial: la huelga se mantuvo sobre la base de la enorme bronca de los mineros. Poco des­pués, la patronal montó una nueva provocación al negarse a firmar el acuerdo.


La intransigencia patronal fue radicalizando la lucha: se sumó la mayoría de los jefes y supervisores y, finalmente, ‘el martes 22 se ocupó la mina: “en el fondo del socavón somos fuertes; desde allí triunfamos en noviembre y allí debemos estar’. Con la mina ocupada, la patronal retrocedió nuevamente y cedió a los reclamos: pago del au­mento salarial acordado en noviem­bre; pago del adicional por trabajo, en mina a los accidentados; provi­sión de carbón para uso domicilia­rio.


Derrotada, sin embargo, la pa­tronal ha sabido maniobrar para de­jar una puerta abierta que le permita golpear más adelante a los mineros. La directiva de ATE renunció a re­clamar la reincorporación de los con­tratados despedidos; aceptó que la patronal condicione el pago de los días de huelga al compromiso de los trabajadores de producir 180.000to­neladas de carbón en los próximos cuatro meses, un requisito de impo­sible cumplimiento. Dejó el control de los cierres de sectores y traslados de personal en manos de la Comi­sión de Control de la Concesión y, gravísimo, aceptó una cláusula de “paz social” que maniata a los tra­bajadores. El acuerdo establece tam­bién la convocatoria a paritarias, cuando la patronal ya ha presentado un anteproyecto de convenio… que establece la jomada de 12 horas y la “polifuncionalidad” de los trabaja­dores.


Es inevitable, entonces, un próxi­mo enfrentamiento.

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