Sindicales

17/4/1997|535

Atlántida: 45 días de lucha

Los trabajadores de Atlántida, como los piqueteros de Neuquén o los obreros cordobeses de Fiat y de Luz y Fuerza, mantienen aguerridamente la huelga por su reincorporación, profundizando su movilización a pesar de los ataques y maniobras de la patronal.


El conflicto ha ingresado en un nuevo escalón, que superó decididamente el brutal desalojo de la planta. Se mantiene la organización desde la olla popular instalada a metros de la planta de Vigil; se ha protagonizado una segunda marcha sobre la sede de Editorial Atlántida, a la que asistieron más de 1.500 compañeros (más numerosa que la anterior). Los compañeros participaron masivamente en todas las marchas de los docentes (que ya los reconocen como parte de una lucha común), han renovado sistemáticamente los piquetes en puerta de taller en Garín; realizan asambleas día a día, en las que resuelven todos y cada uno de los pasos del conflicto; reforzaron la actividad de las comisiones de mujeres y de hijos; realizaron un nuevo plenario de la comisión de solidaridad con su lucha (a la que asistieron numerosas comisiones internas); reciben el redoblado esfuerzo del resto de los trabajadores, conscientes de la importancia crucial de su pelea.


La convicción de seguir hasta vencer ha obligado a la patronal a transformar a la planta de Garín en un verdadero cuartel, ocupado por la infantería de Duhalde (los ‘halcones’) y la montada (que hace pastar a sus caballos en el predio verde del  interior del taller de Garín). Los milicos no se han movido ni un minuto desde el desalojo.


Sin embargo, la patronal, que ha mejorado su situación, relativamente, desde el fin de la ocupación, sigue penando para publicar sus revistas y, como gran contrapartida, sufre el reforzamiento de la unidad latinoamericana con los trabajadores de Atlántida, porque han ratificado su decisión de no realizar ninguna publicación de Vigil, cuando éste no puede colocar su propio taller en funcionamiento. Al cierre de esta edición, llegaban noticias de Chile que indicando que los trabajadores gráficos de la Cochrane trasandina se habían enfrentado con la misma patronal para no hacer la revista Para Tí.


La lucha de Atlántida es ejemplar, justamente porque a pesar de semejante dispositivo, la patronal no ha logrado poner el taller en funcionamiento (sólo ha tomado jefes y obreros desvinculados, precarizados y con salarios de 380 pesos, sin capacitación para realizar las tareas). Además, como lo puso a flor de piel su solicitada mentirosa, tuvo que reconocer que las revistas salen a duras penas, con formato de emergencia, con menos páginas, con una calidad deplorable, sin publicidad, con menos distribución y con un sector cada vez más amplio de la población que se suma al boicot (no compra) de sus revistas, convocado por sus trabajadores.


La solidaridad internacional


El alcance de la solidaridad latinoamericana con los gráficos de Atlántida se incrementa, como lo demuestra la seriedad de los compañeros chilenos en su decisión de no hacer ningún título de Vigil. Al revés que el SGA (Sindicato gráfico), es una convergencia en la batalla con los compañeros gráficos que se profundiza a medida que transcurren los días, desde la desocupación de la planta.


Carneros


Raimundo Ongaro (que jamás pisó la planta) y el SGA se han jugado por entero a carnerear la lucha de Atlántida. Coincidiendo con Vigil, están en una aviesa campaña planteando que el conflicto ‘ya fue’.


Pero nada es gratuito, y menos en los tiempos que corren. Para Ongaro también hay una ‘contrapartida’: Cada vez son más las internas que se pliegan a la lucha de Atlántida, más las empresas gráficas que le exigen la convocatoria de un plenario de delegados que arranque un paro y un plan de lucha hasta la victoria de los compañeros de Garín, más los cuerpos de delegados que asumen a Atlántida como al verdadero sindicato. Y cada vez son más, junto a los dirigentes de la Fati y de los sindicatos internacionales, los que castigan al burócrata tildándolo de traidor.


La lucha sigue


El conflicto de Atlántida no sólo no esta solo. Ya se ha inscripto como un componente esencial de la actual situación política. Es parte de la decisión de los trabajadores argentinos de acabar con la flexibilidad laboral y la política negrera de las patronales y el gobierno, y ante cada golpe que se esgrime contra su lucha, los trabajadores se reagrupan y nuevamente salen a la calle para contragolpear. Es igual que el Malbrán, tanta veces dado por muerto, y que lleva ya más de 120 días de ocupación. Como los trabajadores de Fiat, con despedidos que no terminan de serlo, porque los mecánicos oponen a la vuelta de cada ataque un nuevo giro en su plan de lucha; es otra vez como Neuquén, con docentes y piqueteros que siguen “fogoneando”, a pesar de la represión. Como los trabajadores de Corporación Médica del Sur, que siguen en pie de guerra a pesar del aislamiento de la burocracia de West Ocampo.


Atlántida y las demás luchas son el testimonio de la virulenta crisis en la que ha ingresado el operativo de imposición del convenio Fiat Smata a escala nacional.


Conscientes de la importancia de unificar a todos los sectores en lucha, los trabajadores de Atlántida, en un acuerdo con los compañeros del Malbrán, han acordado impulsar la realización de un 1º de Mayo de todos los sectores que hoy se enfrentan con la política del gobierno y de los capitalistas, en la perspectiva de una jornada nacional de protesta y de la huelga general.


La unidad de Atlántida, Malbrán, Neuquén, Fiat, los trabajadores de Epec, la Corporación Médica del Sur, la unidad en la lucha de todos los trabajadores que enfrentan y repudian al gobierno noqueado y en crisis, será la principal garantía de triunfo para todos y cada uno de los conflictos.