Sindicales

28/10/1993|405

Atlántida se “pinta la cara”

En defensa de la estabilidad laboral y de sus conquistas

El despido de 14 capataces y jefes en la Editorial Atlántida y la imposición de la flexibilidad laboral a los jerárquicos (que quedaron), puso al rojo vivo el debate entre los gráficos.


La “derecha” del taller (el elemento patronal y burocrático) se entró a plantear: “si nos dan la indemnización nos tenemos que ir”, “qué vamos a hacer”. Esta también es la política de la burocracia sindical bajo la cínica consigna de “preservar el laburo de los que quedan”.


El activismo, reunido con la interna dos semanas antes, había discutido una estrategia general: defensa de las conquistas, no a los premios, no al destajo, no a la “reforma laboral”, ningún despido y un programa frente a la ofensiva de sanciones disciplinarias.


Con los despidos, la estabilidad laboral pasó al primer plano, pues fue siempre la cuestión que la comisión interna defendió como la llave maestra de la organización.


Así lo planteó de nuevo en las Asambleas Generales del 7 de octubre, las más masivas en mucho tiempo, superiores aun a las de la lucha salarial de principios de año. La interna explicó, o mejor, “recordó” , que el despido no es sólo el puesto de trabajo sino la derrota del movimiento obrero.


Las Asambleas Generales —mediodía y noche, en Garín y en Azopardo—, votaron por unanimidad la huelga general ante cualquier despido, la defensa integral de todas las conquistas internas y de convenio, y el mencionado programa frente a las sanciones.


Los aplausos y la incorporación a la asamblea de una nueva sección, embolsado, le dieron el marco de entusiasmo al movimiento. Una semana después, la interna recibía directamente del directorio las garantías requeridas de estabilidad, después de transmitir su decisión de lucha.


El movimiento de Atlántida no llueve del cielo, resulta de un año entero de luchas generales —salario, sexta jornada, expulsión del médico, rechazo a la flexibilidad y vacaciones— y parciales —categorías, dotaciones, capacitación y desplazamiento ante nueva tecnología, salubridad, etc.


El proceso marca un camino, un programa y un método, de cara a la inminente reconversión tecnológica y al traslado de planta de Clarín y otras fábricas del gremio.


La Agrupación Naranja tiene la tarea de difundir estas experiencias, reagrupar a los activistas y dotarlos de un programa clasista en cada rama y taller del gremio.