Sindicales

14/1/2021

Pilar

Aumentan los contagios en el frigorífico Campo del Tesoro

La segunda ola ya llegó, gracias a la desidia patronal.

La sed de ganancias de las patronales no tiene límites y choca de lleno con la salud de la clase obrera. El caso de Campo del Tesoro es testigo de cómo la negligencia y la súper explotación pone en riesgo a centenares de familias trabajadoras, exponiéndolas al contagio en su lugar de trabajo, violando todo tipo de protocolos e incumpliendo cualquier medida de seguridad e higiene.

Todo empezó cuando un trabajador avisó por teléfono que se encontraba con síntomas, frente a lo que corresponde su aislamiento e hisopado para confirmar o desechar que sea portador del virus. Sin embargo, la respuesta de la gerencia fue “ponete dos barbijos y vení a trabajar”, una decisión arbitraria y propia de una patronal negrera.
El resultado es que al momento ya hay 19 casos de Covid-19 confirmados, incluidos supervisores de producción y el propio responsable de seguridad e higiene. Esos 19 positivos han sido contactos estrechos de buena parte del resto del turno. Actualmente es la totalidad de la planta la que se encuentra en peligro, por un lado de haber sido contagiados por la política de la empresa y por otro de contagiar a sus familias, incluidos muchos adultos mayores que viven con los trabajadores activos.

La burocracia es un gol en contra

Esta situación no podría sostenerse sin un actor fundamental como es la burocracia sindical. Campo del Tesoro es una patronal fuertemente regimentadora, que persigue a los luchadores y que se vale de los “delegados” como capataces dentro de la planta. Tal es así que son ellos quienes vienen disuadiendo cualquier posible respuesta obrera frente a este estallido de casos y que convierten a la fábrica en un foco de Covid-19. La empresa solo reconoce a los delegados de Federación que permiten este abuso mientras que desconoce a los del sindicato de ATUC, que son quienes enfrentan toda clase de ataque contra los trabajadores.

En peores condiciones se encuentran los trabajadores de agencia, tercerizados que son víctimas de una mayor precarización laboral y que cuentan con varios de los contagiados entre sus filas. Son trabajadores que frente a la promesa de una contratación directa por parte de la empresa han aceptado paupérrimas condiciones laborales y son quienes más sufren los abusos de la patronal.

El municipio de Pilar por su parte mira hacia otro lado. Mientras en uno de los parques industriales más grandes de toda la provincia se produce un foco de contagios que puede incluso terminar con la vida de los contagiados nadie ha tomado cartas en el asunto y el “siga, siga” parece ser una política de Estado.

La única solución posible a lo que se vive en campo del tesoro viene del lado de los trabajadores, los únicos que han advertido la situación. Solamente una organización independiente de la burocracia (y por ende de la patronal) va a poder garantizar el cumplimiento de los protocolos y contener el brote que la propia empresa ha producido.
Es necesario el aislamiento de todos los contactos estrechos de quienes ya dieron positivo, su hisopado urgente y tomar todas las medidas preventivas para impedir el contagio de más trabajadores y familias obreras. Frenar la producción hasta que se desinfecte como corresponde y la convocatoria a una asamblea con distanciamiento son medidas que no pueden esperar.