Sindicales

18/12/1997|569

Aurora: Una “experiencia cooperativa” en beneficio de los patrones

A casi dos años del cierre y despido de cuatrocientos compañeros, la planta de Aurora-Avellaneda ha sido reabierta. La fábrica será operada por una”cooperativa de trabajo” (CIAM), constituida a instancias de la UOM Avellaneda.


Los vaciadores, al frente


El cierre y los despidos fueron el resultado de un alevoso acto de vaciamiento patronal. Hoy, sin embargo, nos encontramos con que el gerente de ventas de CIAM es… “Pedro Waisman, ex directivo de Aurora” (El Cronista, 9/10), también reconocido vocero de la patronal ‘electrónica’ en todos los conflictos laborales de los últimos años (Tierra del Fuego). Lo mismo sucede con el jefe de fábrica, antiguo gerente de producción de Aurora. Es que la ‘cooperativa’’alquila “la marca Siam —al igual que las instalaciones de Avellaneda— a cambio de un porcentaje de la facturación mensual, para ir achicando su deuda con los acreedores, que ronda los 100 millones de dólares” (ídem). Es decir que la ‘cooperativa’ trabajará no para sus miembros, sino para salvar a los acreedores y la patronal, sin ninguna clase de derecho de propiedad propio.


Superexplotación


Menem y Duhalde no se privaron de ‘cortar la cinta’ inaugural de CIAM, pero no han aportado un solo mango: hace ya un año y medio que los dirigentes de la UOM esperan, sin éxito, “que el gobierno bonaerense les apruebe un préstamo de u$s 6 millones” (ídem).


Sin inversiones ni apoyo financiero, los obreros de Aurora tienen ante sí la ‘doble’ misión de sacar adelante a ‘CIAM’ y, a la vez, reflotar a la patronal quebrada. Semejante cometido pretende alcanzarse redoblando los ritmos de trabajo: “nos están pidendo el doble de heladeras por hora que producíamos antes del cierre”, nos comenta un compañero. De este modo, el convenio metalúrgico ha desaparecido en CIAM.


La cooperativa no ha absorbido hasta ahora más que al 50% de los ex-trabajadores de Aurora. El resto de los compañeros está en el ‘Plan Trabajar’ y realiza tareas en la planta en forma rotativa. Se ha levantado, sobre esta base, una brutal discriminación: “los amigos del sindicato entran como efectivos con categorías altas. Otros compañeros, con mayor antigüedad y calificación, tienen que ir a trabajar por los doscientos pesos del ‘Plan Trabajar’. A muchos otros, ni siquiera los han llamado a integrar el plantel rotativo”.


Un programa


La formación de la cooperativa había despertado expectativas: “pensábamos —nos señala un trabajador de CIAM— que al manejar la fábrica nosotros mismos, íbamos a poder sacarla adelante”. La realidad es que CIAM sigue manejada por los que nunca trabajaron: los patrones y los burócratas. Junto con la superexplotación, el resultado es la improvisación más completa: “parte de la producción se está tirando, por diferentes fallas”.


Es evidente que la burocracia y la patronal quieren desalentar a buena parte de los trabajadores de Aurora, para que abandonen la pretensión de reingresar. Sin embargo, son muy pocos los que han logrado un puesto de trabajo fijo en otro lado: la mayoría de los compañeros quiere volver a la fábrica, reconquistar su sueldo y la estabilidad laboral. La puesta en marcha de CIAM plantea, por eso, un conjunto de reivindicaciones:


  • -Basta de discriminación: ingreso de todos los compañeros a planta. Reparto de las horas de trabajo, con el salario y las categorías vigentes al cierre de Aurora.
  • -Vigencia del convenio colectivo. Por la elección de delegados por sección.
  • -Fuera los vaciadores patronales de la fábrica. Elección democrática de las diferentes funciones y cargos en CIAM.
  • -Que el Estado asegure el pleno funcionamiento de la planta, con todos sus trabajadores. Expropiación del ‘grupo Aurora’, y poner estos recursos al servicio de una verdadera reactivación de la planta.