Con esta consigna, en alusión al Intendente de Avellaneda, Baldomero “Cacho” Alvarez, ingresaron al frente del edificio municipal más de 1.000 compañeros municipales.

La movilización, convocada por el plenario de delegados del Sindicato de Trabajadores Municipales de Avellaneda, es una demostración de la voluntad de lucha de los municipales, pues se realizó en medio de brutales presiones de la patronal, que además de las amenazas de traslados y cesantías, y de evacuar el Hospital de Wilde, no pagó los sueldos el día 28, como lo hace habitualmente, sino el 3 de marzo, día de la movilización.

A pesar del desgaste de más de 30 días de dilaciones impuestas por la Comisión Directiva del Sindicato, que frente a la convocatoria a asamblea general del gremio reclamada por los delegados sólo avala las asambleas por dependencias, que se vienen realizando ininterrumpidamente producto de la voluntad de los delegados de base y de un grupo de compañeros que acompaña.

La columna de municipales recorrió durante más de dos horas las calles céntricas de Avellaneda, llegando hasta la sede del ejecutivo municipal, la que se encontraba ocupada por policías.

La movilización, que se realizó en horas de trabajo, muestra un importante paso de un sector del plenario de delegados que comienza a tomar en sus manos el rumbo del conflicto, superando la parálisis y las ilusiones en los poderes del estado y de la Comisión Directiva del gremio.

La próxima movilización del jueves 10 debe ser el inicio de un plan de paros progresivos hasta el paro total, hasta la reincorporación de los compañeros cesanteados.

7/3/94