La privatización del Transporte Urbano de Pasajeros (TUP) ha traído numerosos problemas a la población de Bariloche. Presta un servicio deficiente y con un boleto a $35, uno de los más caros del país -en una ciudad con un elevado costo de vida. Sin embargo, una parte considerable de sus ganancias proviene de los subsidios del Estado.

La provincia de Río Negro recibe fondos nacionales para subsidiar a las empresas concesionarias del TUP, de los cuales a comienzos de 2020 se anunció que $15.750.000 serían destinados a Bariloche, la porción más alta de toda la provincia. Pero además, desde agosto de 2019 Mi Bus recibe un aporte mensual del municipio con la excusa de contener el precio del boleto, que de todas formas aumentó. Este giro era en un inicio de $6.000.000, luego pasó a ser de $8.000.000 y a comienzos de este año se elevó hasta los $9.000.000. Todas estas sumas subsidian a una empresa que el año pasado declaró ganancias de 80 millones de pesos.

Ahora, con el advenimiento de la crisis sanitaria y el consecuente aislamiento obligatorio, la Municipalidad rebajó el subsidio a Mi Bus a $4.000.000. La respuesta de la empresa fue recortar el servicio a tan solo 18 recorridos diarios, lo que redujo drásticamente la frecuencia en todas las líneas, generando esperas de dos o tres horas dependiendo del recorrido. Poco contribuye con esto a prevenir la propagación del coronavirus. A su vez, la empresa solamente abonó el 50% de los salarios correspondientes al mes de marzo. 

Así, Mi Bus usa a los trabajadores y a los usuarios como rehenes para presionar al gobierno en pos de arrancar exenciones impositivas y de cargas sociales, que el Estado se haga cargo del pago de los salarios, y otros beneficios para blindar sus ganancias millonarias. Cuenta para este lobby con el apoyo de la dirección del sindicato, que se limitó a pedir a la Municipalidad que  revierta el recorte dispuesto al subsidio mensual a la privatizada. 

Desde el Partido Obrero venimos exigiendo la apertura de los libros de Mi Bus para constatar los costos reales del transporte de pasajeros, y su estatización bajo control de trabajadores y usuarios para brindar un servicio tan esencial, más aún en el contexto actual de pandemia en que debe garantizarse la frecuencia necesaria y garantizar condiciones de higiene adecuadas. 

Urge la convocatoria a asambleas de los trabajadores para organizar la pelea por el pago íntegro de los salarios, el respeto de los acuerdos paritarios preexistentes mientras dure la cuarentena y no haya nuevas paritarias, actualizando mensualmente el salario según los índices del Indec para sostener el poder adquisitivo.