Sindicales

27/11/1997|566

‘Biconvenio’ negrero en FATE

FATE no esperó la reforma laboral. En la noche del 26 de octubre entró en vigencia un régimen negrero de flexibilidad laboral que destroza el convenio colectivo en esta fábrica.


A la patronal le llevó un año y medio doblegar la resistencia de los obreros. La burocracia del neumático ya había quebrado al gremio pactando convenios flexibilizados en Good Year y Firestone; se abolió el descanso hebdomadario (sábado desde las 13 hs. hasta domingo a las 24 hs.) mediante un sistema ininterrumpido de 6 días de trabajo y dos de franco, sin importar cuando caigan los descansos.


La patronal de FATE fue más lejos todavía: ideó un sistema de 7 x 2 y de cada tres de esas “semanas FATE”, una tiene 3 días de franco que caen en fin de semana. El resultado es la liquidación del fin de semana, que hasta el mes pasado se trabajaba en extras al 100% y con francos compensatorios pagos, como establece la ley de contrato de trabajo.


No existe más el sábado o el domingo para el obrero de FATE. Además, por cada ciclo de 28 días tienen 7 francos en lugar de 8. De manera que la patronal no sólo ha logrado la producción ininterrumpida intercalando turnos, abarcatoria de los 30 días del mes, sino también un incremento efectivo de las horas de trabajo normales y habituales.


El zarpazo es mucho más profundo, si cabe. Las horas que ‘pisan’ el hebdomadario, que eran cobradas al 200% como extras optativas, ahora son obligatorias y su recargo es sólo del 100%. ¡¡La empresa se comió el compensatorio entero!! Y, como veremos, es apenas el comienzo del fin de todo recargo.


Esto rige únicamente para los ‘viejos’. Otros 450 compañeros ‘nuevos’ cobran el 65% de esas mismas horas de sábado y domingo. La patronal de FATE logró la ‘proeza’ de superar el convenio por empresa: impuso un ‘biconvenio’ por empresa; compañeros de la misma condición, que hacen la misma tarea, con la misma calificación, tienen diferente convenio por el ‘pecado’ de ser menos antiguos.


Si ya las patronales prefieren los compañeros más nuevos, por ser más jóvenes y de menos tradición sindical y de lucha, cuánto más los van a preferir si ganan menos. Semejante acuerdo de la burocracia neumática es la bandera de largada para los retiros ‘voluntarios’ de los viejos, hasta lograr la transfusión total de la fábrica mediante el conocido método de la sustitución que implementa Fiat Córdoba para terminar con los protagonistas de las ocupaciones y huelgas.


Para hacer ‘pasar’ la reforma se ofreció primero un 16% de aumento, que resultó un globo inexistente; luego se ofreció 500 pesos y más tarde 1.000 por única vez. Este último importe se cobró efectivamente, pero los compañeros de FATE estuvieron lejos de la estupidez de cambiar por mil pesos décadas de conquistas obreras.


En realidad no lo aceptaron jamás como colectivo fabril. La Comisión Interna probó hacer votar el plan patronal en Asamblea General y fue completamente rechazada. Más tarde se hicieron asambleas por sección. La invariable posición de los compañeros fue de rechazo al nuevo plan. Después que el gobierno mandó el proyecto de Ley de Reforma Laboral al Congreso, los compañeros se hicieron fuertes en una postura: “que salga la reforma y después hablamos”.


Empantanada a pesar del desgaste obrero, frustrado el objetivo de atemorizar mediante despidos hormiga de activistas, la patronal jugó en los últimos meses su carta final. Empezó a apretar obrero por obrero. A quienes no aceptaran les esperaba el retiro, el despido o el traslado a secciones siberianas.


Este trabajo operativo fue realizado ante la pasividad de la Comisión Interna, que simplemente dejó hacer el trabajo sucio a los gerentes.


Se impuso así el convenio negrero, que cae como lluvia sobre lo mojado, porque desde la huelga del 91 a la fecha, la fábrica pasó de 4.700 cubiertas por día a 9.800, que se hacen hoy sin variar prácticamente la dotación. Es decir que sobre la duplicación de la producción impusieron esta rebaja salarial del 20%, además de garantizar la producción corrida.


Sin embargo, no corresponde esperar que esto acabe aquí, por varios motivos. Habiendo 450 compañeros que ganan menos, se tratará de forzar la rebaja de los demás. En segundo lugar, como nos dijo un activista, “el problema no es sólo lo que nos sacaron, sino lo que nos van a sacar todavía ahora que aflojamos”.


De alguna manera, se ha cerrado en FATE el ciclo abierto con la gran huelga del 91. Un período en el que los trabajadores, con gran tradición de lucha, buscaron ponerle límite a la ofensiva patronal mediante la dirección tradicional. El convenio sucumbió, pero junto con él, la burocracia, que no estuvo a la altura de la resistencia y combatividad de esta fábrica, y hoy es repudiada por la masa de fábrica.


La tarea de este nuevo y duro período es la expulsión de la burocracia sindical, mediante la organización del activismo como expresión consciente de la enorme bronca que recorre FATE. El Partido Obrero elabora con los activistas el programa para llevarla adelante.