El 9 de noviembre se realizará en La Plata el Congreso provincial de la CTA. En el transcurso de los últimos años, estos congresos se han transformado en una radiografía del vaciamiento de esta Central y de su burocratización. Ya no quedan ni rastros de los primeros congresos de la CTA, donde por lo menos había un lugar formal para la participación de sectores opositores. Hoy la CTA está encerrada en su propio "capullo”.

Sería lógico que si hablamos de un congreso de la CTA provincial estuvieran presentes los congresales de los distintos gremios. Sin embargo, a este Congreso provincial sólo tendrán acceso quienes hayan obtenido minorías del 20% en las listas de las recientes elecciones del CTA. Se da la paradoja de que direcciones de seccionales de Suteba, ATE y otras reparticiones por este mecanismo no tienen representación alguna en él.

El Congreso será la “voz del estadio”, sin los Sutebas opositores, sin otras seccionales opositoras a Baradel; el propio reconocimiento de las minorías en el Suteba es una batalla que se libra en la Justicia. Será un Congreso en el que casi no tendrá expresión la oposición de ATE, gremio que en cuanto a la democracia sindical está a la derecha de decenas de gremios de la CGT y de los propios gordos, pues en ATE no se reconoce el derecho de las minorías (si alguien pierde con el 49% de los votos no tiene representación alguna).

Este Congreso provincial, cerrado, burocrático, se realiza en momentos en que la CTA gestiona su personería gremial nacional en nombre de la “pluralidad” y la “democracia sindical” y contra el “unicato”, mientras proscribe a sus propios opositores. Desde el punto de vista de la democracia sindical está a la derecha de los confederales de la podrida burocracia de la CGT.

Si los procedimientos de la democracia sindical están vulnerados, más aún lo están los planteamientos reivindicativos. Salvo las excepciones de ATE Sur y las seccionales de los Sutebas combativos, hoy la CTA provincial es un cascarón vacío. Las resoluciones que salgan del Congreso serán un símil de los lineamientos que se ha trazado la CTA para el próximo período. La CTA declama por una "paritaria social" y por un proyecto de “concertación” al que se integren la banca cooperativa de Heller (el candidato de Filmus), Buzzí de la Federación Agraria y Dos Reis de las Apymes, que por otra parte ya adelantaron que en el esfuerzo de esta concertación quieren modificar las condiciones de trabajo de las pequeñas empresas para hacerlas más “rentables”. La piedra maestra de esta política es revivir el fracasado proyecto del Frente Nacional de la Pobreza y el proyecto del “salario social”, algo que en Prensa Obrera caracterizamos correctamente como el “salario del miedo”.

La dirección del CTA está copada por los cooptados al kirchnerismo; los Depetri, los Yasky son prácticamente voceros de un gobierno que ha reventado el salario de los estatales. El Congreso provincial votará un “estado de alerta y movilización”, seguirán las radios abiertas, los “cresponazos” y la red virtual de mails. Pero no hay lucha posible cuando las direcciones de los gremios están integradas a los gobiernos.

Hay que salir a luchar, a pesar de la resoluciones del Congreso provincial, por el doble aguinaldo y por un salario igual a la canasta familiar para los trabajadores estatales. Por el pase a planta de los miles de contratados en el Estado y por el salario docente que no defiende el propio secretario general de la CTA.