Sindicales

9/9/2016

#CacerolazosEnClarín: “Pagame por quedarme y no porque me vaya”

Nueva medida de fuerza en la redacción del “gran diario argentino”.


Los trabajadores de AGEA-Clarín siguen protagonizando una rebelión dentro de la empresa con el objetivo de conquistar una mejora salarial respecto al acuerdo vergonzoso y clandestino firmado por la Utpba.


 


Fue así que durante la tarde del jueves 8 de septiembre, un enorme ruidazo sacudió el tercer piso de la redacción de Clarín, como así también el cuarto y primer piso de las gerencias. El grito, en forma de cántico, fue uno solo: “Pagame por quedarme y no porque me vaya”.


 


Estas medidas, que ya llevan meses, se vienen traduciendo en quites de firmas, cortes de calle y, en la última etapa, cacerolazos dentro del diario. Son el lenguaje de un repudio generalizado agravado por la inflación y los tarifazos.


 


Esto ha llevado a la empresa a rediscutir los salarios, quebrando así la inercia de no querer tocarle una coma a la peor paritaria del movimiento obrero. Pero, hasta el momento, lo ofrecido fue rechazado en las asambleas por insuficiente.


 


Así las cosas, nuevos cacerolazos se acrecentaron en los últimos días como respuesta al lanzamiento de un nuevo plan de retiros voluntarios, en el que ‘la Corpo’ ofrece “pagos hasta un 60% superiores por sobre el cálculo de antigüedad que se haría en el caso de una indemnización por despido”.


 


Ante este anuncio, multitudinarias asambleas en Clarín se declararon en el estado de alerta, calificaron de “provocación” el nuevo plan de retiros y repudiaron la pérdida constante de puestos de trabajo, en medio del éxodo masivo de compañeros durante los últimos años.


 


Las asambleas, además, ratificaron las medidas de lucha y se convirtieron en un necesario espacio de deliberación acerca del futuro del periodismo.


 


La política de los retiros voluntarios acompaña el plan de la mentada ‘convergencia’: se trata de un esquema que, bajo la bandera de la vanguardia tecnológica, multiplica la producción con menos trabajadores, en medio de la coexistencia del formato papel y la web.


 


En la naturaleza de este modelo hay, asimismo, un proceso de descalificación del oficio: anulación de especializaciones; nulos recursos para investigaciones; periodistas que ya no salen a la calle y escriben para todas las secciones. La política de la ‘convergencia’ no es producto del extraordinario avance de la ciencia y la tecnología, sino una reorganización de los medios masivos de comunicación como rescate capitalista ante la crisis.


 


Este cuadro de lucha responde a una maduración en la conciencia gremial en Clarín y al mayor involucramiento de compañeros ante la escalada de precarización sobre el conjunto de trabajadores. Esta relación de fuerzas llevó a que la empresa permitiera hacer la reciente renovación de la Comisión Interna dentro de las instalaciones, otorgando, de hecho, legitimidad al SiPreBa. La lucha, también, fue el camino para que, tras 104 días de espera, se reintegrara a su trabajo al delegado de la planta impresora Zepita. Es un ‘jornalero’ que está en esa condición hace 11 años, un paradigma de la precarización.


 


Estos avances no pueden descontextualizarse del nacimiento del nuevo sindicato y de todos los focos de lucha en el gremio, desde las protestas en Perfil a la reacción contra el ataque en Tiempo Argentino.


 


La salida y los desafíos de esa salida están en la necesidad de una respuesta unificada del SiPreBa que acompañe la lucha de Clarín, que discuta la orientación del periodismo y que obligue a la reapertura de las paritarias con participación directa de las bases.