Sindicales

21/11/1996|520

Campellone y la lista Blanca traicionan el mandato de Asamblea

Luego de cinco días se levantó la ocupación de Ciadea. La burocracia aceptó la conciliación obli­gatoria, que ‘retrotrae’ la situación al punto de partida, sin consultar a la asamblea general de planta. Los trabajadores fueron ‘informados’ de un hecho consumado. José Campellone y la opositora Lista Blanca, presente en la audiencia de conciliación, dieron después que “ganamos un round, pero la batalla esté pendiente”.


Se trata, sin embargo, de una impostura. Porque aunque la conciliación dispone la suspen­sión de los traslados compulsivos de los trafaga­dores de Mantenimiento, de Ciadea, a la tercerizada Polymont, esto viola abiertamente lo re­suelto en la asamblea de Ciadea que resolvió la toma, que votó taxativamente oponerse a la ‘tercerización’, como tal, es decir que Manteni­miento siga en Ciadea. En la mesa de la concilia­ción están presentes no solo el SMATA y CIA- DEA sino también Polymont, que es una ‘tapa­da” de Ciadea, lo que legitima el planteo patro­nal.


Una gran ocupación


Durante el transcurso de los cinco días, la ocupación fue ganando fuerza. En la puerta prin­cipal se creó una verdadera batería de percusión con un centenar de compañeros dándole a bom­bos artesanales en forma ininterrumpida. La puerta se fue plagando de carteles contra la ‘tercerización’. Al tercer día se formó una comisión de mujeres para difundir los objetivos de la toma entre los barrios aledaños y para organizar las tareas de aprovisionamiento. La fuerza también vino de afuera. Delegaciones de plantas del Smata se hicieron presentes en forma constante, entre ellas Transas —que votó el apoyo incondicional a la lucha de Ciadea en una de las asambleas más numerosas de los últimos tiempos— Bergomi, Perdriel y especialmente Fiat Auto que llegó reiteradamente con centena­res de compañeros. La ocupación de Ciadea mos­tró en este punto un contraste notable con la de Cormec, ya que se hizo sentir en mayor medida la presencia de las otras plantas del Smata, aunque, por otro lado, sufrió un boicot de los medios como no había ocurrido con Cormec.


La ocupación bloqueó la salida de autos y piezas, lo que provocó la paralización de tareas en General Motors y Bergomi.


“Pasaríamos, si nos indemnizan”


El viernes 15, un día antes de aceptar la conci­liación hubo una asamblea en la planta con la presencia de miembros de la conducción nacional del Smata. Allí, Campellone hizo un encendido rechazo de la ‘tercerización’”. Hasta ahora aceptamos la tercerización, hicimos con el comedor, luego con Piezas Chicas… en el comedor tuvimos una intoxicación masiva, en el caso de Piezas Chicas la planta que se hizo cargo está vaciada y los compañeros fueron despedidos, no queremos más la tercerización”. Pardo, del Consejó Directivo, que estuvo presento no objetó el planteo de su ‘colega ’.


Pero en las audiencias de la patronal, Campe­llone presentó otra posición: aceptar el traslado a cambio de un “plus indemnizatorio”. “Frente al apriete a que estamos sometidos, le dijo a La Voz del Interior (16/11) pasaríamos (a Poly­mont) si nos indemnizan… la alternativa me­nos mala es que nos paguen la indemniza­ción como corresponde y entonces sí entra­mos a trabajar de cero a Polymont”. La propuesta no sólo viola la decisión de asamblea sino que es mucho más grave de lo que parece, porque a cambio de la indemnización avala la aplicación del convenio Fiat-Smata en Polymont (ver nota).


Un urgente cambio de política


El gobierno dispuso la conciliación ante la amenaza de un paro activo del Smata.


Los trabajadores de Ciadea han sido engaña­dos por la burocracia. La asamblea votó terminar con la tercerización por las mismas razones que tuvo que admitir Campellone, o sea, que han conducido al vaciamiento industrial, la flexibilización y los despidos.


Para los trabajadores no se trataba de ‘retro­traeri el conflicto sino de rechazar la ‘terceriza- ción’. La aceptación de los términos de la conci­liación viola el mandato expreso de la asamblea de Ciadea.


Lo que se busca con esto es separar al grueso de la fábrica de los compañeros de Mantenimien­to.


Denunciamos a Campellones y llamamos a ratificar el no a la tercerización, la denuncia de la conciliación, y la necesidad de un paro activo del Smata, contra los intentos de imponer el convenio Fiat.