Sindicales

3/10/2018

Carpa de la CTA-Godoy frente al Congreso

Para derrotar el presupuesto del FMI necesitamos un verdadero plan de lucha.

Foto: Nicolás Parodi

La CTA Godoy mantiene durante toda esta semana un acampe frente al Congreso, en rechazo al presupuesto 2019 acordado por Macri con los gobernadores, que plasma el acuerdo colonial con el FMI y supone una fuerte ofensiva contra los trabajadores. Participan sectores que vienen enfrentando la ofensiva del gobierno, como los mineros de Río Turbio, los de Fabricaciones Militares, los de PIAP, entre otros.


Desde la Coordinadora Sindical Clasista y el Plenario del Sindicalismo Combativo hemos resuelto sumarnos a la iniciativa y batallar por una perspectiva. En nuestras intervenciones, en distintos paneles, hemos destacado que para derrotar el presupuesto y los planes generales de Macri y el FMI, es necesario un plan de lucha real hasta derrotarlos, en la perspectiva de la huelga general por tiempo indeterminado. El acampe de la CTA Godoy fue resuelto en un plenario semiclandestino, cuando de lo que se trata es de involucrar a la base de los trabajadores de los sindicatos que componen la central.


Entre los ataques previstos en el presupuesto, habrá un capítulo especial reservado para los trabajadores estatales que se traducirá en despidos, jubilaciones forzadas y una menor cantidad de recursos para que los organismos funcionen. Esto ha tenido un anticipo provincial en lo que viene siendo la lucha de los trabajadores del Astillero Río Santiago, que no solo enfrentan la tentativa de despidos y de reducción salarial, sino que luchan también por la puesta en toda su capacidad de funcionamiento de la fábrica. A ello se sumará la ofensiva que significará la reducción de partidas para la obra pública, que traerá decenas de miles de despidos en la construcción, y los nuevos tarifazos en los servicios resultantes de la reducción de los subsidios. Pretenden también una mayor confiscación salarial al generalizar el impuesto a las ganancias sobre todos los ítems del sueldo y anulando ciertas deducciones.



Semejante plan de guerra sobre los trabajadores debería despertar una enorme reacción por parte de las centrales sindicales. No es, sin embargo, lo que sucede. El ex triunvirato de la CGT, atravesado por una nueva crisis en su conducción, anula por todos los medios a su alcance darle continuidad al parazo del 25. Pero esta política no se restringe a esa conducción: el rápido levantamiento del paro ferroviario ante una magra recomposición salarial muestra que las distintas facciones de la burocracia se juegan a la gobernabilidad del macrismo, con la mira puesta en un recambio electoral peronista en 2019. Lo mismo podría decirse de la CTA Yasky que no promueve la lucha entre los docentes ante la imposición de paritarias a la baja en CABA y PBA, ni estatales, donde evaden luchar por los despidos de Enacom -como ya hicieran en Agroindustria.


Ante la crisis de la burocracia en sus distintos niveles, le oponemos la necesidad de un Congreso de delegados de base de todas las centrales y sindicatos para reorganizar al movimiento obrero sobre la base de la soberanía de la asamblea.


Promovemos, para cuando se trate el presupuesto en la Cámara de Diputados, un paro nacional activo con movilización al Congreso para voltear el presupuesto. En esa tarea nos empeñaremos en todo el movimiento obrero.