En esta semana se cumple un mes de la ocupación del local de la calle Corrientes por parte de sus trabajadores.

 

El 17 de enero, cuando volvieron de sus vacaciones, los trabajadores se encontraron con el local cerrado, las vidrieras pintadas y la noticia de que la patronal (La Quesera SA y Magister SA de Nelson Antonio Dreyer) cerraba aduciendo problemas económicos (los cuales, además, hacían imposible –según la empresa- el pago de las indemnizaciones).

 

Se trata de un cierre trucho, ya que hasta el último día del mes de diciembre, antes de la salida de las vacaciones, el restaurante estuvo trabajando al 100% de su capacidad. Es un mecanismo común de la patronal: abre empresas fantasma y cambia de testaferros cada cierto tiempo para fraguar las condiciones laborales y evadir cargas fiscales. Cuando ya no puede afrontar las deudas con proveedores, se va, cierra, dejando en la calle a los trabajadores.

 

Los trabajadores recurrieron de inmediato al sindicato y se realizaron audiencias a las cuales la patronal no acudió. En este punto, cabe aclarar que el sindicato gastronómico no ensayó medidas de lucha sino que se limitó a gestionar audiencias. Asesora de manera difusa a los trabajadores, no informa acerca de esta lucha al resto del gremio, no promueve la deliberación obrera en el lugar del conflicto ni en otros establecimientos ni colabora económicamente con él.

 

La patronal negrera, que no les pagó a los trabajadores los aumentos paritarios del año 2016 y adeuda aguinaldos y otros ítems, ofreció un acuerdo que es inaceptable. Dicho acuerdo consiste en trabajar un año y medio para poder cobrar las indemnizaciones, una tomada de pelo.

 

Con la patronal especulando con el hambre de los trabajadores y el desgaste de la lucha, días después de la ocupación, los trabajadores decidieron abrir el local y ponerlo a trabajar.

 

Ningún despido. Ocupación de toda fábrica y lugar de trabajo que cierre o despida.