El largo proceso de desangre del Centro Gallego, que se mantiene desde hace seis meses al borde del cierre, tuvo un nuevo cimbronazo cuando el presidente de la Junta convocó al personal, para prometer la reactivación de servicios e ingreso de contratos de obras sociales, sin dar un solo dato concreto al respecto. Interpelado por los trabajadores por el cobro de los sueldos adeudados, contestó que eso quedaba para otro día y cada uno sabía qué tenía que hacer.

Una numerosa asamblea, el martes siguiente, tuvo otro desarrollo: denunció los versos patronales y votó movilizarse al Ministerio de Trabajo. El mismo día se distribuyeron vales para descomprimir la bronca. Los talonarios eran manejados discrecionalmente por la delegada general de la Interna de la burocracia de ATSA. La necesidad provocó la bronca y un numeroso grupo de trabajadores sitió a los directivos y asedió la Tesorería -volaron muebles y se rompieron vidrios-, una manifestación de la desesperación de trabajadores que no tienen para comer y ya enfrentan juicios de desalojo por falta de pago de sus alquileres.

La marcha al ministerio congregó a unos 60 trabajadores que hicieron el aguante en la puerta. Las demandas: que se reactivara la mesa de negociación fijada por acta en febrero, para reunir a trabajadores, socios, médicos y gremios con delegaciones de los ministerios de Salud de la Nación y la Ciudad. La funcionaria dijo que trasladaría el reclamo y citaría a una nueva reunión, se pero se negó finalmente a confeccionar un acta y abandonó el lugar sin explicaciones.

La agrupación Asis (Lista Roja) ha propuesto el control de los trabajadores del dinero que ingresa para saldar en primer lugar los sueldos, y preparar una nueva marcha. El gobierno nacional y la Ciudad deben garantizar la continuidad de este importante centro de salud de la Capital, los puestos de trabajo y el cobro de los trabajadores.