Sindicales

28/7/2016|1421

Chubut y Santa Cruz: continúa el conflicto petrolero


Cámaras patronales desconocen la paritaria. Mientras tanto las empresas, sobre todo YPF, siguen parando equipos. La “paz social” de la burocracia.


 


Luego de varias reuniones entre las cámaras empresariales del petróleo (operadoras y tercerizadas), el Sindicato del Petróleo y Gas Privado de Chubut y de Santa Cruz y el Ministerio de Trabajo, tanto Jorge Avila como Claudio Vidal (secretarios generales de los gremios petroleros del sur), anunciaron el estado de alerta y movilización en sus sindicatos desde el lunes 25, porque no se llegó a un acuerdo y las reuniones pasaron a cuarto intermedio.


 


Los puntos de conflicto son:


 


1. La paritaria, que se firmó hace menos de un mes, no fue aceptada por la Ceope, que es la cámara de las empresas de servicios de las operadoras (tercerizadas). La Ceope sólo quiere pagar lo acordado en las resoluciones del Ministerio de Trabajo, dictadas por Guillermo Pereyra, el burócrata sindical de los petroleros de la Cuenca Neuquina: 5.000 pesos menos de suma fija. Los obreros de las empresas de servicios cobrarían menos que los de las operadoras, aun bajo el mismo convenio.


 


2. Mientras la burocracia sindical firmó la paz social, las operadoras, sobre todo YPF, siguen bajando equipos. Hay 250 trabajadores en riesgo por la baja de siete equipos, en Comodoro. Y sostienen que “sobran” 3.500 puestos de trabajo. Desde la “crisis petrolera” (la baja del precio internacional con sobreprecios internos a costa del naftazo y del tarifazo) ya bajaron 51 equipos en la Cuenca de San Jorge. Hay despidos en Manpetrol (inclusive delegados), SP (responsable de los equipos de producción de YPF) está al borde de la quiebra, es decir al borde de despedir sin indemnización, y sin intenciones de que YPF contrate a otra empresa por la desinversión.


 


3. La burocracia sindical firmó la reestructuración productiva, en la paritaria, tanto en San Jorge como en Neuquén, por lo tanto estas reuniones que han estado teniendo, son parte de la aplicación de la baja salarial por reducción de jornada. También, las compañías quieren quitar las horas taxi, que compensan las largas distancias de los hogares obreros hasta el campo petrolero. La vida del petrolero es una tortura entre los riesgos, como los que corren en los equipos de perforación y por las largas jornadas que viven alejados de la familia. Los peores males sociales los tiene como víctimas. La reducción de la jornada bajo control patronal (mayores ritmos de trabajo) va a agudizar todo esto, agregándole la baja salarial.


 


 


Los servicios de la burocracia


 


Los camporistas Avila y Vidal, y el macrista Pereyra, han sido la herramienta del gobierno para evitar que las luchas de los obreros petroleros logren parar su política de mazazo a los trabajadores. Avila y Vidal están en el aprieto de resguardar los intereses de las compañías (sobre todo los de Pan American Energy -PAE- de Bulgheroni, a quién no se cansan de alabar) y contener a las bases petroleras que no aceptan los atropellos. Por eso “tiran” el estado de alerta. Esta burocracia sindical discontinuó las medidas, firmó la paz social y el acuerdo del 30% en cuotas, con inflación del 45% anual. Su pertenencia a partidos patronales (FpV) ha permitido que se mantuviera y agravara la propia privatización menemista que impuso la fragmentación y tercerización de la industria y el vaciamiento de YPF, por endeudamiento a altas tasas y desembolsos para asegurar el negociado a su “socio” Chevron. Y la política de rescate por sobreprecios que desemboca en el tarifazo.


 


Es vital para la clase obrera, que las luchas de los petroleros logren triunfar. Más que nunca asamblea para organizar un plan de lucha por la reincorporación de los despedidos, prohibición de despidos, anulación de la reestructuración productiva y por la reducción de la jornada laboral, bajo control obrero, sin bajar el salario. Por la aplicación del mejor convenio a todos los petroleros, y por su ajuste según la inflación.