Sindicales

13/4/1993|387

Cómo luchamos contra el decreto 470

Carta abierta a las comisiones internas y a los trabajadores gráficos


Con el número 470, el gobierno Menem sacó un decreto que da carta libre a las patronales para los convenios por fábrica e incluso por secciones.


Algunos compañeros pueden albergar ilusiones, a partir de la miserias que es hoy la escala de convenio. Pero es al revés, el decreto pretende llevar la injusticia y la dispersión actual mucho más lejos todavía. Veamos. ¿Cuál es la finalidad de un convenio por taller y hasta por sección?


El único propósito es precisamente seccionarnos en tajadas hasta reducirnos al contrato individual, aislados, a merced del empresario. La inspiración de fondo de esta tendencia empresaria —de la que el gobierno es instrumento ciego— es terminar con la organización obrera.


Justamente por eso el decreto coloca la firma de la convención de empresa en manos de los sindicatos o sea de las burocracias centrales, “con personería jurídica”. Temen a la asamblea de taller, temen a las comisiones internas representativas, apelan, en cambio, a los fieles burócratas que dejaron pasar sin chistar los ataques de 3 años de flexibilización laboral.


El decreto insiste en la absoluta restricción de la actualización de salarios por costo de vida, manteniendo el criterio de la productividad como argumento para congelarnos o intercambir migajas por cláusulas de su-perexplotación en los ritmos de trabajo.


Pero no se queda allí, autoriza la rebaja salarial y otras modificaciones en casos de “crisis” empresaria, según “el ritmo de la actividad económica del establecimiento”. Autoriza de este modo algo que estaba prohibido: quitar en una empresa lo que es conquista del convenio general y aún de la ley, señalar que el convenio de empresa “es oponible a cualquier otra disposición vigente de carácter general”.


Ni por asomo se les ocurrió pensar quién determina la “marcha del establecimiento”. ¿Por qué no establecen la apertura de los libros de la empresa a los trabajadores para controlar esa marcha?


Si el llamado “convenio marco” se puede violar “legalmente” por empresa y lo mismo la ley de contrato de trabajo, significa que no hay tal convenio y ni siquiera derecho laboral. Y como obreros que somos sabemos qué diferente es defender la conquista de una ley que no se cumple o caracer directamente de esa ley.


Por ejemplo, pueden tratar de arrancar las 8 horas en un diario contra las 6 del convenio, o violar un nivel de categorías, o establecer licencias inferiores, o jornadas semanales distintas, etc. El decreto arremete contra el concepto del derecho adquirido cuando éste preserva al trabajador.


La conducción del Sindicato Gráfico se regocija de haber sido “pionera” de esta política del “convenio marco” y del convenio por empresa con ingerencia de ellos.


Nuestro sindicato se ajusta al mílimetro a la política de conjunto de la dirigencia sindical: “prenderse” a las administradoras de fondos de pensión, tratar de “flotar” en el negociado de las obras sociales sin luchar contra la privatización de la salud, agarrarse a la firma burocrática de los convenios por fábrica.


Para todo hubo luz verde de los dirigentes que el Ministro Rodríguez declara “no corruptos”. El SGA prendió el mismo semáforo como lo corrobora su ausencia en las movilizaciones de masas del 17 de febrero y el 10 de marzo contra el robo jubilatorio.


Y si no hubo pronunciamiento hacia afuera, menos lo hubo hacia adentro. Ninguna convocatoria al cuerpo de delegados o a la Asamblea General del gremio.


Compañeros de Comisiones Internas, delegados y trabajadores gráficos: la defensa del convenio y su negociación a cargo de delegados electos es imprescindible. La lucha por el salario y por poner freno a la superexplotación en los ritmos de trabajo no podrá ser plena ni consecuente, ni realmente viable sin el reclamo simultáneo del convenio colectivo.


Las modalidades de rama, sea diarios, revistas, obra, etc., deben estar en el convenio colectivo, para que se sustenten en la fuerza colectiva de la unidad de los gráficos.


Lo dicho vale para la CGT. Si quiere “cambiar de perfil” hay un programa para ello: desconocimiento y derogación del 470, vigencia del convenio colectivo y paritarios electos. Salario mínimo de 1.000 pesos —hoy equivalente a 2/3 de la canasta familiar—, jubilación mínima de 500 pesos. El confederal cegetista dejó pendiente un paro de 36 horas, que le pongan fecha, que se vote su programa y su organización en asambleas y plenarios de cada gremio.


Proponemos a toda las comisiones internas y delegados debatir, coordinar, agruparnos, para impulsar el plenario y la asamblea del gremio gráfico alrededor de este programa.


7/4/93