Sindicales

5/6/1997|542

Con una mano adelante y otra atrás

Pasado el sofocón de la huelga docente y de la pueblada de Cutral Co, Sapag volvió a las bravuconadas contra los maestros neuquinos. Ahora con la connivencia de la dirigencia, pretende desconocer hasta las migajas que firmó, cuando estaba acorralado por la crisis política provocada por el segundo Cutralcazo y la huelga docente.


Sapag desconoce el acta


Los salarios docentes de abril fueron pagados sin la recuperación del descuento salarial del 20% establecido a principios de 1996, y cuya derogación fue uno de los principales reclamos de la huelga de 37 días.


Cuando la directiva burocrática de Aten forzó el levantamiento del paro, la agrupación Tribuna Docente criticó el acta Aten-Sapag en los siguientes términos: “Lo fundamental: la recuperación de los descuentos salariales que venimos sufriendo desde hace un año. Este punto ni figura en el acta, porque se deja en manos de la Legislatura. ¿Pero qué garantías tenemos, primero de que la Legislatura lo vote, y segundo, de que Sapag no lo vete, como reiteradamente amenazó? No es casual que hasta ahora la Legislatura no lo haya tratado. Sapag también podría haber sacado un decreto corrigiendo la injusticia de los decretos. Pero es evidente que pretende forzar una negociación de nuestra recuperación salarial a cambio de recortes en otros rubros del presupuesto educativo o de aumentos de impuestos sobre la población” (declaración de 15/4).


Tal cual. Los legisladores radicales, frepasistas y de la oposición interna del MPN —mayoría en la Legislatura— no abren la boca. Hay que recordar que el ‘compromiso’ de los legisladores (y, extraoficialmente, del propio sapagismo) fue el estandarte de la directiva para imponer el levantamiento de la huelga.


Pasó más de un mes y no hay recuperación de la rebaja salarial. Frente a esta provocación, la ‘respuesta’ de la directiva de Aten es que los docentes inicien juicios ¡individuales! para que se les restituyan dichos descuentos, con el ‘argumento’ de que la Corte provincial declaró inconstitucional (¡un año y medio después!) el decreto de reducción salarial. Según los abogados del sindicato, “la resolución (judicial) favorable está el 70% asegurada” (Río Negro, 28/5).


¡Pero para pleitear individualmente no hace falta un sindicato! Más allá del derecho individual de cada docente a realizar juicios contra el Estado, el sindicato neuquino tiene la obligación de movilizar al gremio hasta el pago  retroactivo de los descuentos salariales ya realizados.


Sapag también se niega a reconocer el carácter de las horas coprogramáticas de educación física. Obviamente, no lo hace ‘mal asesorado’, como afirman los dirigentes de Aten, sino como parte de una política más general, que apunta a extender la jornada de trabajo de todos los docentes, y no sólo los de educación física.


Si puede volver a las bravuconadas es pura y sencillamente porque la traición le ha permitido cierto desahogo. Ahora es Sapag el que se da el gusto de amenazar a los docentes: “Si hacen el paro se cae el resto de los puntos del acta y les descuento todos los días de paro”, declaró ante los anuncios de que el plenario de secretarios generales decidiría una acción de protesta. Cuando luego del discurso antiobrero de Sapag, el 1º de Mayo en la Legislatura, Tribuna Docente advirtió en la asamblea de capital que estábamos ante una provocación, y se votó una campaña de denuncia del gobernador, la directiva hizo ‘mutis por el foro’.


El objetivo nunca desistido de Sapag es llevar a fondo la Ley Federal de Educación, y la anulación del Estatuto Docente y de toda legislación que otorgue derechos laborales y profesionales a los trabajadores de la educación. También, mayores rebajas salariales, pago en bonos, presentismo, etc., en la línea de lo que ya han aplicado hasta el hartazgo en Salta y Jujuy, por ejemplo, y que explica la masiva presencia de docentes en los piquetes y las puebladas de aquellas provincias.


Rearmar


Hay que rearmar el movimiento. Con un balance que llame a las cosas por su nombre, y retomando el programa de la huelga en todos sus puntos insatisfechos o fuera del acta (salario, etc.). Todo esto, debatido en asambleas, y luego por un plenario provincial de delegados, que vote un plan de acción.