Sindicales

27/3/2019

Congreso de la UOM: exigimos un plan de lucha y paro activo nacional

El 2018 dejo para los trabajadores metalúrgicos un saldo más que negativo, con cerca de 3 mil despidos, más de 10 mil suspendidos (que suman un total de 120mil despidos y 20mil suspendidos desde el 2015, según declaraciones de Caló) y decenas de fábricas que cerraron sus puertas.


El salario que tiene como piso el Ingreso Minimo Global de Referencia (IMGR) que con el último aumento quedará en $19.011, quedando por debajo del costo de la canasta básica total que a fines de 2018 ya alcanzaba los $24.241 y con una inflación anual del 47,6% el salario de un obrero metalúrgico ha quedado por debajo de la línea de pobreza.


Los trabajadores recibimos el 2019 con un tarifazo descomunal y con el anuncio de despidos y cierre de fábricas semana a semana. El gobierno tiene pautado un techo paritario del 23% que ya viene cerrando con diferentes gremios (Utedyc y Suteryh) y la vuelta de la reforma laboral que piden todas las patronales.


La industria funciona hoy al 50%. La producción automotriz, por caso, registró en febrero una baja interanual del 16,4%. Las quiebras, las convocatorias y las solicitudes de Procedimientos Preventivos de Crisis (que habilitan una reducción en las indemnizaciones o cambios drásticos en las condiciones laborales) no dejan de crecer.


Mientras se avanza en los despidos masivos, la dirección nacional del gremio firma acuerdos que atacan nuestras condiciones laborales como el de Tierra de Fuego (firmado por el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, el secretario de la Unión Obrera Metalúrgica Antonio Caló y la gobernadora Bertone)  donde se habilitan suspensiones al 70%, se firma “la paz social” y un aumento salarial del 24% en cuotas cuando ya se proyecta una inflación de más del 31% para el 2019. Se han firmado en años anteriores acuerdos de este tipo y, sin embargo, los despidos se produjeron igual.


La única propuesta de las centrales es la marcha para el 4 de abril “en defensa de la producción y el trabajo” para acompañar la presentación de una "ley de Emergencia Pyme”. Una movilización sin siquiera un documento de convocatoria ni acto. Una nueva maniobra para descomprimir la bronca de los trabajadores garantizándole al gobierno la gobernabilidad hasta las elecciones. Todos están metidos en la interna electoral. En el 2018 ha sido recurrente por parte de la conducción nacional del gremio la convocatoria a paros que luego eran levantados por migajas. Los trabajadores no podemos esperar hasta las elecciones de octubre, necesitamos un paro activo nacional de 36 horas.


Para que las luchas triunfen es necesaria la convocatoria a un congreso de delegados de base de la UOM con mandato precedido por asambleas en todas las fábricas que elijan a sus delegados para votar un plan de lucha contra los despidos, la reforma laboral y romper el techo paritario que quiere imponer el gobierno y las patronales.


– Por una nueva dirección en la UOM, por la recuperación de los cuerpos de delegados, comisiones internas, seccionales y el sindicato para llevar adelante un programa propio de los trabajadores.


– ¡Ningún despido! Reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario.


– Apertura de los libros contables de toda empresa que quiera cesantear. 


– Ocupación de toda fábrica que despida o cierre.