Sindicales

20/12/2007|1022

“Construyamos” la victoria en el Casino

Los asesinos de la ESMA contra los trabajadores del Casino

La decisión judicial de cerrar el barco equivale a un lock-out patronal establecido en connivencia con Cristóbal López (el amigo del matrimonio Kirchner). Su propósito es liquidar la huelga y producir una purga masiva de trabajadores. Al mismo tiempo, se encuentra en marcha el pedido de desafuero del Cuerpo de Delegados.


La lucha prosigue. Más de cuatrocientos compañeros se movilizaron para respaldar a los delegados ante la jueza Carambia. Se trata de una de las movilizaciones más numerosas de la huelga. Ocurre que el Cuerpo de Delegados es atacado ahora por la justicia laboral, mediante una medida cautelar que les impide tomar tareas.


La misma jueza que lo había desestimado unos días antes, se ampara en una grabación (espionaje) aportada por la Prefectura contra una asamblea obrera.


Los asesinos de la Esma (la Prefectura) actúan en la represión y el espionaje contra la huelga, con el arsenal de métodos de la escuela de mecánica de la armada. El prefecto socio de Cristóbal López que actuó sin orden judicial ni del gabinete nacional del cual depende, o sea en “asociación ilícita” con la patronal, ha sido ascendido.


Se suman una a una las “instituciones” que operan contra la huelga, sus activistas y su gran institución: el aguerrido Cuerpo de Delegados y su línea de activistas.


Después de la irrupción de la patota de UTA en la conferencia de prensa del subte es evidente que se trata de un modus operandis que goza de financiamiento patronal, de impunidad de las fuerzas de represión, de protección política y judicial.


La política de la burocracia


Está planteada la apertura del barco, pero no en cualquier condición.


Los burócratas presionan por “la apertura del barco”, pero con un centenar de compañeros afuera. Culpan a los huelguistas del “peligro” que corre la “fuente de trabajo”, para quebrar la unidad interior del conjunto de los compañeros con los despedidos y la organización sindical.


Esta línea es concurrente con el accionar del ministerio de trabajo que ha perdido la “competencia” pero no las mañas: apuesta al desangre. Por eso los compañeros exigen que se haga cumplir la conciliación obligatoria tal como fue redactada — con los despedidos adentro.


De cualquier manera, es muy difícil que las cosas sigan así. Es claro que el lock out fue pensado para crear una corrida de retorno al trabajo en las condiciones que fijara la patronal. Esto ha fracasado. Si persiste en ese objetivo tendrá que ir a una confrontación larga, o sea a perder parte de las fiestas y del verano. Por otro lado, el desenlace del caso Febres ha colocado en la picota a la Prefectura, la que por ahora no serviría para proteger la contratación de rompehuelgas.


El plan de lucha actual contempla asambleas y movilizaciones. Dadas las condiciones cambiantes del conflicto, ahora sería necesario reforzar su solidez, lo que podría lograrse con una organización más permanente de los huelguistas, en grupos afines por localidad o proximidad en el trabajo, con responsables, que sirvan para propagandizar la huelga, asegurar los piquetes e incluso movilizar a los familiares en acciones especiales. No hay que dejar una rendija por donde se puede colar la acción antihuelga de Cristóbal López y sus dos testaferros, Suárez y Amoroso. Es necesario un plan de organización y de agitación para los días de fiesta.


Para reforzar la intervención activa de todos los sectores del movimiento obrero en lucha es necesario discutir la convocatoria un gran plenario de apoyo a la huelga, incluso de alcance nacional, que convoque incluso a cuerpos de delegados, al movimiento piquetero, para resolver en conjunto las medidas de apoyo a la huelga.


El 20 de diciembre será un capítulo importante, en el que tendremos la oportunidad de respaldar, en Plaza de Mayo, con miles y miles de compañeros, la perspectiva del triunfo de los compañeros, de unirlos al subte, a Parmalat, al movimiento piquetero, a toda la izquierda y al movimiento de derechos humanos que se pone en pie contra el accionar de los herederos de la ESMA y de un flamante gobierno cómplice de la patronal patagónica.


El gobierno presenta varios frentes de crisis que pueden ser cuidadosamente explotados (el ‘valijazo’, el conflicto con Moyano, la crisis lechera, el asesinato de Febres). Cuatrocientos mil trabajadores arrancaron adicionales de fin de año contra la inflación. La burocracia sindical se enreda en brutales peleas, lo cual abre un enorme interrogante sobre la capacidad futura de capitanear un pacto social. La crisis de las valijas hace tambalear la cuidada recomposición de lazos con la banca y el imperialismo. La crisis con la prefectura se produce en el corazón del régimen que reprime en el casino.


La huelga puede triunfar.


Por un fin de año sin un solo despedido en el Casino.