CORDOBA

Crónica de una batalla obrera

Miércoles 23 de julio: Arranca con un parazo y miles de trabajadores en las calles, se suceden escaramuzas con la policía y el ánimo se caldea.

Lunes 28 de julio: Gran movilización frente al edificio de la Caja de Jubilaciones.

Miércoles 30 de julio, 10 horas: Las primeras columnas comienzan a llegar a la concentración, en Colón y General Paz: judiciales, estatales, el PO, la izquierda…

10:15 horas: Llega la masiva columna de Luz y Fuerza. La decisión de detener la sesión legislativa cueste lo que cueste es absoluta.

10:30 horas: La cabeza de la columna obrera llega a la primera valla de la Infantería.

Mil policías armados hasta los dientes “cuidando” la Legislatura, que estaba vallada a 100 metros a la redonda.
Durante más de media hora los trabajadores, fundamentalmente de Luz y Fuerza, descargan un sinnúmero de bombas de estruendo sobre la Infantería, que responde con balazos. Nadie se mueve y entran en acción las honderas con bulones y tuercas. Sorprendía ver la técnica y coordinación de las “líneas” obreras para arremeter contra la Policía.

11:00 horas: Los enfrentamientos continúan en la primera valla y la línea de Infantería flaquea. “¡Cayó un cana!”, se escucha. Serían muchos más.

Las columnas de municipales y de la UEPC demoran su llegada al lugar. En su lugar de salida, Daniele (de Municipales) dice ante la masiva asamblea reunida frente al municipio, que tendrían una movilización pacífica. Lo mismo hace Nebreda. Por la tarde, los trabajadores de Luz y Fuerza reprocharon a estos dirigentes su actitud, consideraron que habían roto el acuerdo.

Una parte de la comuna continúa marchando, los trabajadores se mezclan y se suceden enfrentamientos en otra valla más y, finalmente, una batalla campal en la plaza San Martín.

La solidaridad de clase se pone en práctica: “Te doy un cascote si me das una bomba”, le dice un grandote de municipales al pibe de Luz y Fuerza, “ma’ vale”, responde éste.

Las líneas de policías tiraban y un grueso respondía, la inmensa mayoría de los presentes se mantenía en el lugar.

Más tarde, la burocracia se encargaría de marear a los más de 15 mil manifestantes para que se desperdigara la concentración, en muchos lugares los enfrentamientos continuaron largo rato.

La clase obrera cordobesa estuvo en las calles, piedra y pañuelo en mano, con la firme decisión de tirar las vallas y evitar la aprobación de la ley kirchnerista-schiarettista que mete la mano en el bolsillo de los trabajadores. No se trató de ninguna forma de infiltrados o grupos lúmpenes: eran los trabajadores de Luz y Fuerza, los estatales, los judiciales, los municipales, los trabajadores cordobeses interviniendo en defensa de su salario y conquistas, a pesar de los más de mil infantes y la burocracia.

Córdoba está experimentando un fuerte ascenso de los trabajadores frente a la política del gobernador estrella de la Sociedad Rural, que intenta aplicar la letra de Cristina.

Los trabajadores cordobeses ya decidieron cómo responder.