En Córdoba hubo sólo dos actos en relación al 1º de Mayo. El del Partido Obrero se realizó el mismo lunes en la calle, con más de 100 compañeros de distintos gremios y de barrios obreros. El acto sirvió para sacar las conclusiones de la situación cordobesa después de la aprobación de la ley privatista de De la Sota y para preparar la acción hacia el paro del viernes 5 contra la reforma laboral, aprobada por la Alianza y el PJ en el Senado. El acto sirvió para fortalecer la lucha por el salario mínimo legal de 600 pesos para activos, desocupados y jubilados, y para repudiar la pretensión de De la Sota de prohibir las movilizaciones de trabajadores. Fue un acto obrero, de lucha e internacionalista.

El otro acto tuvo lugar el viernes 28, en un local cerrado, organizado por la CTA de la Capital. Allí se puso de manifiesto lo que ya era un secreto a voces: la división de la CTA y la quiebra de la Unidad Popular. La CTA Capital se encuentra enfrentada al secretario general de la CTA provincia, el ex candidato a diputado provincial por la Unidad Popular (un frente entre Izquierda Unida y el Frente de la Resistencia), Luis Bazán.

La división de Unidad Popular ya se viene manifestando hace varios meses. Tumini, dirigente de Patria Libre, en un reportaje a La Voz del Interior (6/3), dijo en relación a la Unidad Popular que “uno de los errores fue haberse cerrado mucho en una posición de izquierda … en la Argentina no solamente los trabajadores están sufriendo las consecuencias del ajuste sino también los pequeños y medianos empresarios, los productores rurales y mucho más “. En la revista En Marcha de abril, Nº 151, se califica a las críticas de Altamira a Schiller como un exabrupto que refleja una “crítica destructiva permanente a otros sectores populares”. (Pero lo que sí es un exabrupto es que una corriente que se reivindica antimperialista haga causa común con el sionismo).

Como se puede ver de esto, la unidad de la izquierda, sin principios, dura poco.