Sindicales

18/4/2013|1264

CTA: Un congreso de ficción

Este fin de semana, se reunió el congreso nacional de la CTA-Micheli. Alrededor de mil participantes asistieron a un evento que pretendió mostrar, según los propios organizadores, el camino a “una CTA de masas”. Sin embargo, lo que dejó expuesto es el enorme retroceso político y organizativo de la central.


Como invitados políticos especiales concurrieron Moyano, Binner y Pino Solanas. La CTA invitó a diversos políticos patronales, pero rechazó que las listas opositoras en la elección de la CTA participaran con una cantidad de delegados proporcional a los votos que obtuvieron (más del 20%). Mientras tanto, “habilitó” a delegados truchos en reemplazo de aquellos que se pasaron al kirchnerismo desde las propias filas michelistas. Según los nuevos estatutos de la Central, aprobados antes de la escisión, el congreso no incluye delegados de los gremios federados. Lo integra una nómina sábana, surgida de la elección en la que se dividió la central.


ATE, el único gremio de peso de la CTA-Micheli, no reconoce tampoco las minorías. Hasta las corrientes de izquierda que apoyan cerradamente a Micheli, como el MST, han planteado la necesidad de “avanzar” en su reconocimiento. Muy atrás quedaron los congresos abiertos que dieron origen a la central, los que llegaron a reunir en el Luna Park a 12.000 asistentes.


El congreso armó una ficción de plan de lucha, con un paro sin fecha precisa para mayo y con enormes dudas respecto de la adhesión al mismo. La invitación a Moyano al Congreso pretendió oficializar el paro, pero el camionero puso en duda su realización. Concentrado en el reagrupamiento del PJ opositor, Moyano sólo promueve una movilización sin paro el 30 de abril. Esa indefinición dejó expuesto el enorme raquitismo de la CTA, ya que -sin el apoyo del camionero- irá a su enésima jornada de cortes y movilizaciones, en reemplazo de un paro activo general y un verdadero plan de lucha largamente reclamados desde el 20 de noviembre.


Mientras tanto, la CTA ha estado ausente de las grandes huelgas docentes de la provincia de Buenos Aires. En vez de apoyar las huelgas reales, como la de la docencia neuquina opuesta a Yasky, el congreso michelista insistió en la creación de un gremio paralelo de los docentes, haciendo uso y abuso del paralelismo sindical. Pero los grandes movimientos huelguísticos docentes pasaron, una vez más, por los gremios de Ctera a pesar de su dirección.


En este punto, la estrategia de la CTA ha entrado en un pantano: aunque la propia central y la inmensa mayoría de los gremios enrolados en ella no tienen la personería gremial, se niega a plantear la lucha por la derogación de la Ley de Asociaciones profesionales.


La presencia de Binner en el Congreso fue todo un dato político, que levantó polvareda en algunas regionales de la central. La provincia gobernada por el FAP es la capital nacional de la tercerización laboral. En esa provincia, se han cerrado grandes fábricas metalúrgicas como Malhe y Paraná Metal, con la abierta complicidad de Binner. El apoyo al FAP de la mayor parte de su dirección desmiente terminantemente otro de los caballitos de batalla de la CTA: el de la “autonomía” de la central. La presencia de Binner la coloca a la rastra de una de las variantes de la oposición patronal, mientras que la de Moyano, a la rastra de la burocracia sindical.


Necesitamos que la central apoye las huelgas existentes, establezca un plan de lucha y se pronuncie por un paro nacional de 36 horas contra el impuesto a las ganancias, el 82% móvil a los jubilados y por paritarios elegidos en asambleas en todos los gremios, el reconocimiento de los que se agrupan en la oposición de la CTA- Micheli y la derogación de la Ley de Asociaciones Profesionales. Este es el camino para luchar por la expulsión de la burocracia sindical.