Sindicales

26/8/1999|639

Ctera necesita la huelga general y un congreso de bases

La algarabía con que los dirigentes de Ctera presentaron el cobro del incentivo se pinchó a las pocas horas. Hasta Maffei, Yaski y compañía se apresuraron a señalar, contra lo que pronosticaba la oposición, que el incentivo no sería acompañado por la reforma del estatuto.


El decreto reglamentario de la ley, dictado por el Poder Ejecutivo hace una semana, no deja lugar a dudas. Como bien lo sintetizó Clarín, se “distribuirán los fondos a las provincias” siempre que “antes pongan en marcha una reforma laboral y administrativa del sector docente” (Clarín, 18/8).


El decreto del gobierno dice que el pago del incentivo en ningún caso tendrá carácter normal y habitual ni será regular ni permanente, tratándose de un incentivo “a percibir sólo en los casos en que exista disponibilidad de recursos en el Fondo” (ídem). El decreto es la confesión de que la recaudación del impuesto a los autos ha quedado definitivamente archivada, de modo que el ‘fondo de financiamiento’ ha tocado fondo rápidamente y no existe el menor compromiso ni la intención de revertir esta situación. El impuesto, como es sabido, recibió su acta de defunción cuando el gobierno cedió ante el chantaje patronal y el parlamento, mediante un acuerdo de duhaldistas y aliancistas, postergó su pago… hasta noviembre (que no fue más que una ‘forma elegante’ para decir que no se recaudará nunca).


Estamos en presencia, por lo tanto, de un fiasco total, de una suma que se cobrará por única vez, en el mejor de los casos, si que es llega a sus destinatarios y la plata no es ‘retenida’ por las provincias, como ya viene ocurriendo en algunas.


Pero lo más grave es que, a cambio de este producto trucho, las provincias deben:


a) Implementar un nuevo control médico de ausentismo, un objetivo largamente acariciado por las autoridades para recortar el régimen de licencias. “El gobierno intentó mediante esta norma restringir lo máximo posible los casos de ausencias o, en todo caso, llevar el mayor control posible de éstas, ya que la asignación especial que cobrarán los maestros está destinada sólo a aquellos que se encuentren en actividad y no bajo el beneficio de las innumerables y, a veces, insólitas licencias que prevé el régimen docente” (Ambito Financiero, 19/8).


b) Promover el desarrollo de “técnicas presupuestarias que permitan el control de gastos, un eufemismo para plantear una amplia racionalización (léase despidos) y modificaciones en las condiciones de trabajo. Cada provincia estaría obligada a realizar, aparte, los cambios que desde el Ministerio de Economía se reclaman hace ya tiempo para llevar adelante sin necesidad de nuevos impuestos el incremento de sueldo a los docentes que trabajan” (ídem). Como parte de esa racionalización, se deberá poner en práctica un “legajo único” por maestro dirigido a ejercer un control más directo sobre el plantel docente.


c) Cumplir estrictamente con el cronograma de implementación de la Ley Federal de Educación y con los compromisos asumidos por el Pacto Federal Educativo. El decreto, inclusive, prevé la presentación del llamado Plan Anual de Ejecución de Actividades, cuyas metas sean verficables, pero fundamentalmente que trasladen parte de esta ejecución a los propios establecimientos educativos. Es decir, la pretensión de monitorear centralmente la reforma educativa y avanzar, paralelamente, en la descentralización, otorgando mayor autonomía a los establecimientos, en vistas a su ulterior privatización.


La indignación de los dirigentes de Ctera es una impostura completa, pues el decreto no hace más que reproducir y desenvolver lo que ya decía la Ley de Incentivo, y eso lo saben mejor que nadie Maffei y Yaski, porque son padres de la criatura, la concibieron y luego comprometieron a todo el gremio con esa ley a través de una consulta trucha.


El fiasco, por lo tanto, es total. Ante el definitivo naufragio del impuesto a los autos, la dirección de Ctera propone crear ‘otro’, esta vez a las grandes fortunas. Pero el impuesto automotor ya gravaba a las grandes fortunas, por ejemplo a American Airlines, el pulpo multinacional dueño de Aerolíneas Argentinas, que se negó a pagarlo. Como si no hubieran sido suficientes estos dos años, Ctera propone como camino volver a co-legislar con el parlamento una ‘solución’ a las aspiraciones docentes cuando aquél fue el verdugo de estas últimas.


Estamos obligados a sacar conclusiones. El fracaso está a la vista de todos y pone a la orden del día la necesidad de un cambio de rumbo.


Corrientes está en huelga por tiempo indeterminado. Neuquén declaró idéntica medida —aunque una vez más ésta acaba de ser levantada— por la recuperación del salario, recortado por el gobierno. Para no terminar el año con las manos vacías, es imprescindible operar un viraje. Convoquemos asambleas de escuela, tomemos la iniciativa de organizar convocatorias comunes en varios establecimientos de cada zona y distrito, impulsemos autoconvocatorias que voten y reclamen a las entidades de base y a Ctera la huelga general hasta arrancar el aumento salarial y la inmediata convocatoria de un Congreso de bases para garantizarlo.