Sindicales

18/9/1997|557

CTERA: Un balance del ayuno masivo del 9 y 10

El ayuno masivo de Ctera significó un gran esfuerzo para la docencia.


Por un lado, hubo que sortear los límites programáticos de la medida, que se limitó al reclamo de una ley de financiamiento y sustituirlo por los de aumento de sueldo y derogación de la Ley. Por el otro, se realizaron actividades de apertura hacia los barrios para lograr que la medida de ayuno fuera conocida, ya que Ctera había resuelto hacerlo sin abandono de tareas, o sea trabajando.


Por último, debieron instalarse carpas en las esquinas de las escuelas y en las plazas para superar el aislamiento de la medida, ya que los gobiernos (Buenos Aires y La Pampa, por ejemplo), mandaron circulares intimidatorias con respecto a la permanencia en los edificios escolares.


Aun con todas estas dificultades, el reclamo docente generó todo un movimiento popular de apoyo desde los centros de estudiantes, que adoptaron el ayuno y transformaron los dos días en jornadas de agitación, en defensa de la escuela pública y por la derogación de la Ley, hasta los alumnos y profesores de facultades de La Plata y Buenos Aires (Sociales). Fue incesante el desfile de jóvenes y vecinos por las carpas instaladas y masiva la participación de los padres en las clases abiertas y en los actos, que se transformaron en puntos de expresión contra el gobierno y su política.


En el debate en las clases públicas surgía como clara conclusión que no hay educación posible sin trabajo y sin aumento de sueldos, que es imprescindible la educación gratuita y que haya subsidios para mandar a cada hijo a la escuela.


El límite de la medida de Ctera se vio en el hecho de que infinidad de escuelas no activaron más que poniéndose cartelitos en el pecho. Esto se debió a que los mandatos reclamando suspensión de clases para esos días no fueron tomados en cuenta, lo que produjo una verdadera separación en el gremio, entre escuelas que tenían algunos ayunantes y otras que por no tenerlos, quedaban excluidas de la propuesta cerrada del sindicato.


Esto repercutió en la concentración del 11. Fue un retroceso con respecto al 20 de junio, con una concurrencia reducida a 3.000 docentes.


Por otra parte, una concentración donde la mayor parte del tiempo se escuchó música y los dirigentes califican como “positiva” la presentación de una ley de financiamiento por parte el gobierno.


Ctera debe cambiar de rumbo. Esto es posible a través de un Congreso de Bases que decida un programa y una estrategia independiente en el campo político y sindical. Es necesario un plan de lucha que conduzca a la huelga general para derrotar al gobierno e imponer nuestras reivindicaciones de salario básico de 700 pesos, aumento del presupuesto educativo, derogación de la Ley de educación y defensa de los Estatutos.