Sindicales

9/9/2004|867

Del fracaso de la “concertación” a la huelga

La génesis del conflicto se remonta al paro victorioso por la reincorporación de tres operarios despedidos, hace un año y medio. Luego de esa derrota, la patronal desplegó un vasto plan represivo. Este ataque determinó un proceso de diferenciación al interior de la Interna, entre una línea que hacía su eje en el fortalecimiento de la organización del taller y otra que buscaba una solución “concertada” con la empresa.


Con el argumento de despejar los obstáculos para la última alternativa, el ongarismo justificó la exclusión de la Interna de los compañeros de la Naranja mediante la sustitución -contra la voluntad de la mayoría del taller- de la modalidad de elección uninominal por la lista cernida.


Tal vez nunca se aclare por qué la patronal resolvió desairar la estrategia conciliadora del ongarismo o qué acuerdos se incumplieron, pero lo cierto es que luego de muchas dilaciones el único resultado a la vista fue el reforzamiento de la presión dentro de la planta (se instalaron más cámaras, por ejemplo). El fracaso de la línea oficial de componendas alimentó la bronca y precipitó el paro.


El ongarismo olfateó el giro del taller y buscó acomodarse. Tal vez especulando con encauzar de este modo las “relaciones” con la empresa. No hubo caso, pues desencadenó la huelga gráfica más impresionante de la última década.