Sindicales

8/3/2017

Despidos en General Motors: por un paro regional de CGT y CTA hasta la reincorporación

Jueves 9, asamblea frente a la fábrica.


El jueves 9, en el cambio de turnos de General Motors, se realizará una Asamblea General a la que fueron invitados organizaciones sindicales, partidos políticos y representantes parlamentarios, concejales y diputados. El propósito de la Asamblea es que nuevamente y masivamente se vote el rechazo al acuerdo de despidos firmado por el Smata y se reincorpore a todos los trabajadores.


 


Este miércoles, la patronal de General Motors reforzó el control de la seguridad para impedir que pudieran ingresar al predio de la empresa tanto familiares como organizaciones solidarias.


 


Los suspendidos realizaron una agitación sobre los trabajadores de planta. El esfuerzo que están realizando es enorme y han avanzado en la organización para sostener todas las iniciativas de lucha; pero están enfrentando a una patronal terriblemente antiobrera que actúa junto a la burocracia del Smata.


 


Los trabajadores se encuentran en lucha. El lunes 6, los suspendidos desarrollaron en horas de la tarde una asamblea en las puertas de la fábrica en forma conjunta con el resto de los trabajadores. Participó la mitad del turno y se paró la planta durante una hora. Allí se votó el rechazo al acuerdo. Estuvieron ausentes tanto el Smata como la mayoría de los delegados. Solamente uno de los delegados y un núcleo de activistas están impulsando la lucha. 


 


Al día siguiente, martes 7, se desarrolló una nueva asamblea de los suspendidos, donde se terminó de conformar un Comité de Lucha y posteriormente un nutrido grupo de familiares y suspendidos marcharon desde el Anfiteatro de Rosario al Consejo Deliberante de la ciudad. Allí, el comité de lucha ingresó al Concejo y arrancó un compromiso verbal de los concejales de acompañar el reclamo de los trabajadores.


 


En General Motors, con el acuerdo de la directiva del Smata, la patronal automotriz General Motors licenció a 350 trabajadores por nueve meses con una rebaja salarial que se va incrementado con los meses hasta llegar a garantizar apenas el 55 por ciento del salario. Son despidos a término, ya que el acta no asegura la continuidad laboral de los suspendidos. A la vez, en el acta se menciona que la patronal habilita un proceso de retiros voluntarios.


 


Los suspendidos repudian el acuerdo burocrático-patronal, que pretende descargar la crisis del sector automotriz sobre las espaldas de los trabajadores, luego de años de ganancias multimillonarias. El argumento de la patronal es que el 80% de sus exportaciones se dirigen a Brasil, que se encuentra en una de las peores recesiones de su historia. Las suspensiones en General Motors se suman a las 600 que se produjeron recientemente en Volkswagen de General Pacheco.


 


Para torcerle el brazo a este pulpo yanke superexplotador hace falta desarrollar a fondo la lucha y los métodos de la clase obrera: la CGT y CTA deben convocar a un paro activo regional y un plan de lucha por la reincorporación de todos los suspendidos-despedidos de General Motors y el reparto de las horas de trabajo disponible entre todos los trabajadores sin reducción salarial. Es necesario frenar los cientos de cesantías y suspensiones que se están produciendo en las fábricas  metalúrgicas, lácteas y de comercio entre otras de la región.


 


Hagamos nuestra la reivindicación que enarboló el 7 marzo la rebelión de los trabajadores en la Plaza de Mayo: Basta de tregua. Paro regional y nacional ya.