Sindicales

10/11/2011|1202

Diez años de la ocupación de Zanón

El desafío por delante

El desafío que enfrenta Fasinpat -ex Zanón-, cuando se cumplen diez años desde que la planta fuera ocupada y enseguida autogestionada por sus trabajadores, es enorme, porque sufre un estrangulamiento en todos los planos -político, económico y legal. Es una política alentada por el conjunto de la clase capitalista, cuyo director de orquesta es el gobierno de Sapag.

La cuestión legal

Han transcurrido dos años desde que se sancionara la Ley de expropiación, sin que se haya hecho efectiva. El rechazo a la demanda de inconstitucionalidad de dicha ley, fogoneada por sectores de la burocracia desplazada del gremio y ex carneros de la fábrica, acaba de ser apelada. Si bien ha quedado disipada una perspectiva de desalojo, la precariedad legal de Zanón continúa: la cooperativa no puede acceder, por ejemplo, a un crédito, porque no es titular de la fábrica ni de sus máquinas y activos.

Panorama

El boicot a la gestión obrera ha provocado la obsolescencia y deterioro de la fábrica; cada vez más rezagada técnicamente, está siendo desplazada por la competencia. Por ejemplo, una línea de producción de la única ceramista que es gestionada por una patronal en la provincia, saca lo mismo que las seis o siete líneas de producción de Zanón, con una tercera parte de sus obreros. La producción de Zanón está ahora en un 50/60 por ciento de los 300/330 mil metros cuadrados de años atrás, y la caída de las ventas es incluso superior. La industria ceramista de la provincia atraviesa una crisis muy severa, en parte como consecuencia de una retracción de la construcción, en parte por el traslado de las inversiones a otras provincias -donde hay menos luchas obreras. En la vecina Allen (Río Negro), en el marco del desbarranque en Neuquén, se modernizó una antigua fábrica de ladrillos cerámicos, Cerámica Cunmalleu. Está vendiendo y produciendo a todo vapor. Un camión tras otro recorren todo el interior de Neuquén con producción de Cunmalleu, y del mismo modo las obras de Neuquén y los patios de los corralones se nutren con los pallets de ladrillos de esta fábrica. Hay también una fuerte instalación de cerámicas en Salta.

Aunque Fasinpat acaba de concretar una operación de venta al Estado por un millón de pesos, es una proporción modesta del volumen de facturación; casi nada si lo comparamos con lo que gasta la provincia en materiales, o con las necesidades habitacionales insatisfechas -50.000 viviendas. La dificultad de ventas vuelve a Zanón más dependiente de intermediarios comerciales.

Salario y condiciones laborales

La ausencia de inversiones y modernización hace oneroso continuar produciendo con el actual parque de maquinarias, pues las tareas de mantenimiento son cada vez más frecuentes y más costosas -o sea más precarias y efímeras. El stock para ofrecer a los clientes fue cayendo en cantidad, variedad y calidad, lo cual retrae las ventas y la capacidad de pago a los proveedores, y produce un crecimiento pronunciado de las deudas.

Los salarios han sido recortados, precisamente, por los costos en ascenso y los ingresos en retroceso; se alejan del nivel de convenio. El promedio salarial de 4.000 pesos incluye el Repro -condicionado a una renovación trimestral. La brecha con los trabajadores ceramistas que se desempeñan en la órbita privada, es incluso mayor; además, no hay cargas patronales. Los compañeros de Zanón revisten como monotributistas con una cobertura médica y previsional inferior, o sea que cobrarán la jubilación mínima. El ahogo se nota también en las condiciones de trabajo, como está ocurriendo ahora con el suministro de uniformes.

Replanteo y propuestas

Toda esta situación pone al desnudo la falsedad de la caracterización de que en Zanón “se ha expropiado al capitalismo”. Lejos de esto, de lo que se trata es de salvar a una cooperativa de producción mediante una lucha contra el sabotaje del Estado. La ‘solidaridad’ de la burocracia de la CTA y de sus retoños políticos ha sido pura ficción. El sapagismo dilata la expropiación (que no es gratuita para la gestión obrera, que debe hacerse cargo del pago de la indemnización), pero hace concesiones menores, a cuentagotas, para mantener la posibilidad de dividir al colectivo obrero. Se habla del otorgamiento de un crédito para modernizar la fábrica, al precio de una mayor injerencia estatal. Un endeudamiento de las dimensiones que necesita Zanón sería un salvavidas de plomo para la cooperativa. Es el Estado el que debe modernizar la fábrica con una partida presupuestaria o un crédito a cargo del Estado. El gobierno de la provincia debería asimismo, mediante un fondo compensador abastecido por las ceramistas privadas, asegurar la vigencia del convenio colectivo en toda la industria. Todo esto sería la agenda de un plan de lucha, también dirigido a los sindicatos (a la CTA de la provincia en primer lugar), por la expropiación sin pago de los capitalistas vaciadores y por las demandas aquí planteadas.

Zanón fue ocupada hace una década, en el marco de una bancarrota de la convertibilidad y de una fuerte lucha piquetera y de ocupaciones de empresas vaciadas, que desembocaría en el Argentinazo. Ocupó un lugar de vanguardia en esa lucha. A partir de mediados de 2002, sin embargo, comenzó un proceso de reconstrucción capitalista, que (como tal) se desarrolló a expensas (relativa o absoluta) de los trabajadores. Esta reconstrucción del capital comenzó a mostrar sus límites en 2008, y hoy se encuentra agonizante. Comienzan las suspensiones y los despidos; hay un vaciamiento financiero mediante la fuga de divisas. Las condiciones para un plan de lucha generalizado están avanzando considerablemente. En el décimo aniversario de la ocupación emblemática del Argentinazo, Neuquén asiste al ingreso legislativo de una bancada obrera y socialista. Juntemos todos los términos de la nueva ecuación histórica, subjetivos y objetivos, para librar la batalla por la victoria decisiva de la gestión obrera.