Sindicales

7/3/2017

Docentes: existen las condiciones para derrotar el ataque de Macri

Llamamos a los trabajadores a apoyar la lucha de los maestros
 

El primer día de paro fue un mazazo contra la guerra declarada del gobierno de Macri y de Vidal contra la docencia. Cientos de miles de docentes pararon en todo el país, alrededor de 40.000 colmaron las calles desde el Congreso hasta el Palacio Pizzurno, y decenas de miles se movilizaron en todo el país. En Neuquén, más de 20.000 compañeros; una cifra similar en Córdoba; miles en Tucumán, Santa Cruz, Río Negro, Entre Ríos; hubo un masivo paro en Jujuy, provincia elegida por Macri para abrir un inexistente comienzo del ciclo lectivo. Son sólo algunas de las postales de la gran jornada de lucha que protagonizó la docencia en el primer día de paro.


 


En la provincia de Buenos Aires, el principal centro del ataque, el paro fue prácticamente total, y la movilización fue la más alta desde la gran huelga de 17 días del 2014. Los Sutebas multicolores movilizaron alrededor de 5000 compañeros, cerca de la mitad de la columna del Suteba.


 


El otro dato fue que se sumaron muchos trabajadores de establecimientos privados, y allí donde no pudieron, se realizaron marchas de antorchas en la noche del lunes 6. En San Miguel se concentraron más de 1000 docentes.


 


La huelga y la movilización multitudinaria en todo el país fue la respuesta al objetivo reaccionario y antiobrero de pretender imponer a más de un millón de trabajadores de la educación un salario por debajo de la línea de la pobreza. Los docentes estamos reclamando un básico de $15000, cifra que el propio gobierno de la Ciudad de Buenos Aires reconoce, con la inflación de febrero, como lo mínimo para superar ese umbral. Este ataque también es sostenido por todos los gobernadores del país.


 


Macri y Vidal han decidido conscientemente este objetivo de intentar quebrar a los docentes para imponer un salario de pobreza, mientras pagan miles de millones de dólares del negocio de la venta del dólar a futuro que realizó el kichnerismo, quitan las retenciones a los pulpos agroexportadores y a las mineras, premian a los capitalistas que han fugado más de 400.000 millones de dólares al exterior con un blanqueo fraudulento, endeudan al país en 50.000 millones de nueva deuda externa en un año, y permiten a las patronales despedir 400.000 trabajadores (los padres de nuestros alumnos), suspender a otros cientos de miles y poner techos de pobreza para las paritarias de todo el movimiento obrero.


 


Por eso, el paro contó con la simpatía de la mayoría de la población, que intuye que una derrota de la docencia abriría paso a un ajuste aún más brutal contra todo el movimiento obrero.


 


El ataque a la docencia, objetivo común de Macri y los K


 


La respuesta del gobierno ha sido redoblar la apuesta. Vidal está apretando a inspectores y directivos de las escuelas para que armen una lista negra de huelguistas, que la mayoría rechazó. Ratificó la decisión de descontar los días de paro. Intentó cesar a comienzos de marzo a los docentes suplentes que tienen continuidad en su cargo. Dictó una conciliación obligatoria ilegal y anunció un lobby de todo el aparato del Estado contra dos fallos judiciales dictados el mismo lunes 6 que le son adversos (uno la obliga a devolver descuentos por paro en agosto pasado y el otro a no interferir en el derecho de huelga y abstenerse dictar la conciliación obligatoria).


 


La gobernadora y Macri, que han gastado hasta el hartazgo el argumento del carácter K de la dirección de Ctera para atacar a los docentes, encabeza, sin embargo, una triple alianza con Alicia Kirchner y Rossana Bertone, dos cristinistas manifiestas, que atacan a sus docentes con las mismas armas y la misma saña. Alicia Kirchner no ha abierto las paritarias ni para los docentes ni para ningún sector de los trabajadores del Estado, no paga los sueldos adeudados, amenazó con quitar cargos nuevos obligatorios por crecimiento de Planta Orgánica Funcional y por cierre de secciones por supuesta reducción de alumnos. Calcada, la misma estrategia de Vidal en Buenos Aires.


 


Ctera debe convocar al movimiento obrero a poyar resueltamente esta lucha


 


El paro y la movilización docentes son sólo el primer despliegue de las energías que los trabajadores de la educación podemos desarrollar, que están en pleno ascenso. La negativa del gobierno de Vidal a desistir de la guerra contra la docencia ha obligado a que todos los gremios de la provincia de Buenos Aires amenacen con convocar a parar en lo que resta de esta semana, lo que implicaría un paro de 96 horas. Es la respuesta a los reclamos del conjunto de la docencia, que reclama un plan de lucha con continuidad. Como declaró Mirta Petrocini, la titular de la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB), “las bases están incendiadas” (El Día, 5/3). Vidal también está en una encrucijada. “Al no llegar a un acuerdo con los docentes de la Provincia, impidió cierres en otros distritos ya que la negociación se ha transformado en modelo a seguir” (ídem). En la mayoría de las provincias también está planteada la continuidad de los paros, de 48 o 72 horas la semana siguiente.


 


La lucha docente plantea la perspectiva de ser un canal de amplificación de todos los reclamos populares.


 


Quien mejor lo entendió fue la Iglesia, “que llamó a bajar la escalada de confrontación por el conflicto docente”, de boca del arzobispo Eduardo Martín, un hombre del Papa, presidente de la Comisión de Educación del Episcopado.


 


Ctera-Suteba debe llamar a toda la clase obrera a apoyar esta lucha, denunciando el carácter general que tiene este ataque para el conjunto de los trabajadores, convocar a plenarios de delegados en todas las provincias para organizar esta lucha y declarar la huelga nacional hasta que se obtengan los reclamos.


 


Están más que dadas las condiciones para frenar la avanzada del macrismo y los gobernadores a condición de que se pongan en movimiento todas las reservas de la docencia y la enorme solidaridad del resto de la clase obrera.


 


 


 


Foto: Ignacio Smith