Docentes universitarios: cómo seguirla

secretaria general de la AGD-UBA

Este 26 y 27 de abril, con un nuevo parazo, la docencia universitaria rechazó, en esta segunda etapa del plan de lucha, la propuesta del gobierno: 15% en cuatro cuotas: 2% en abril, 2% en junio, 5% en agosto y 6% en diciembre, todo no acumulativo y sin cláusula gatillo. El gobierno del tarifazo nos presentó la “oferta” como inflexible, agregando también que no volverían a reunirse mientras se convoquen medidas de fuerza. Un paquete absolutamente acorde al techo salarial que pretende imponer Macri a todos los trabajadores y al ajuste que viene aplicando en la educación superior con el achique presupuestario de 3 mil millones de pesos que decidió con el acuerdo de los rectores.



Si bien ya se venía sintiendo en cada debate entre docentes, la propuesta tuvo el efecto de la nafta en el fuego: la adhesión a la medida de fuerza se amplió en todo el país y se radicalizaron las acciones de lucha, tras conocerse la oferta salarial del gobierno en la segunda reunión paritaria, traducida por los docentes como una nueva provocación. En su comunicado, Conadu Histórica informó de un nivel de acatamiento de entre el 70 y el 90% en las distintas universidades. En la UBA, además de un altísimo nivel de ausentismo en las aulas, se realizaron, junto a la colaboración activa de los estudiantes organizados por la Fuba, cientos de clases públicas, diez cortes en distintos puntos de la ciudad, pañuelazos a favor del aborto legal, actos, actividad con los vecinos y hasta un guardapolvazo para denunciar el trabajo gratuito.



Estas dos jornadas de 48 horas cada una han producido una gran movilización de los docentes, y preparado el mejor terreno para profundizar el plan de acción. Sin embargo, esta realidad contrasta con lo desplegado por la mayoría de los gremios de base agrupados en la Conadu, federación K donde, salvo en Rosario y Río Cuarto, las pocas acciones (La Plata y Córdoba) fueron sostenidas e impulsadas por la oposición clasista, en enfrentamiento con la falta de iniciativa y el freno a la evolución de los docentes aplicado por las direcciones sindicales. El motivo no es secreto ni nuevo. Fue expuesto claramente por el diputado Pablo Carro, ex secretario general de Adiuc-Córdoba, en la audiencia pública realizada entre diputados de diversos bloques el 11 de abril en el Congreso Nacional, y en apoyo a la lucha de la docencia universitaria. Allí, luego de sostener que ni las luchas ni las acciones de los sindicatos combativos alcanzaban, llamó a centrarse en el año 2019. En ese mismo sentido, en la propia formulación de “Jornada de protesta, con cortes, clases públicas y paro” con que convocó a este 26 y 27, la Conadu amparó a las asociaciones que no desarrollaron ninguna acción y que terminaron cobijándose en una radio abierta en el Ministerio de Educación, donde los distintos oradores de esa federación también miraron el horizonte de 2019 como argumento para frenar la lucha de hoy por nuestro salario y el conjunto de las reivindicaciones.



Para superar estos límites y a las direcciones que no apuestan a ganar este conflicto, desde la Agrupación Naranja entendemos como fundamental el debate y la decisión colectiva de todos los docentes para resolver de conjunto, en base a los mandatos de las distintas asambleas de base, cómo continuamos con esta batalla por nuestro salario, por nuestro convenio colectivo de trabajo y por la defensa de la universidad pública. Como ya se han expresado los docentes tucumanos en la asamblea de Adiunt, gremio dirigido por la Naranja, es necesario la continuidad y la profundización de las acciones. Tenemos que avanzar en un paro de no menos de 72 horas y lanzar la convocatoria a una gran movilización nacional docente y estudiantil a Plaza de Mayo, que pueda empalmar con otras luchas educativas en curso, como en Neuquén o la cada vez más masiva protesta y movilización de los estudiantes y docentes terciarios en defensa de los 29 institutos de profesorado amenazados con el cierre.



Estamos en un momento clave y la respuesta de los docentes, allí donde se han organizado los paros, demuestra que hay conciencia y fuerza para quebrar el techo salarial.