Sindicales

16/10/2008|1059

Ecotrans: Victoria obrera después de cuatro meses de lucha

Con la reincorporación de los últimos ocho despedidos, los trabajadores de Ecotrans han logrado que la empresa reintegrara a sus puestos de trabajo a los 102 compañeros cesanteados por medio de una lucha formidable, que duró cuatro meses. Además, el conflicto ha puesto en la mira pública a los Cirigliano, propietarios del grupo Plaza, como lo que son: empresarios que viven de los favores del poder político.

Se debe subrayar el papel de sabotaje abierto que cumplió la conducción de la UTA. La burocracia intentó “rosquear” en todas las cabeceras a lo largo del conflicto, no aportó una moneda al fondo de huelga durante los 120 días de lucha, no dijo palabra sobre la actitud patronal de no pagar a los delegados sus horas gremiales – una represalia grosera-  y hasta miró hacia otro lado cuando el secretario de Transportes, Ricardo Jaime, en una provocación abierta, intentó involucrar al Cuerpo de Delegados con la quema de los trenes de TBA.

Así, queda claro para todo el mundo por qué, en las últimas elecciones sindicales, la lista única del Cuerpo de Delegados le ganó a la burocracia con el 70 por ciento de los votos. Ahora, es de esperar que se acentúe la hostilidad patronal y burocrática hacia los delegados, pero los trabajadores tienen una organización obrera consolidada en 13 años de pelea, con la enorme experiencia de haber lidiado con los patrones que vaciaron la empresa en tiempos de la ex Transportes del Oeste (TDO).

La hora del balance

Los Cirigliano se hicieron cargo de una empresa vaciada, que seguía en pie sólo porque sus trabajadores supieron defender su fuente de trabajo. La tomaron para tener otra fuente de subsidios, pero no invirtieron y el vaciamiento siguió. Los obreros, en una asamblea masiva, exigieron entonces la incorporación de 15 unidades en mayo y otras tantas en junio, la provisión de herramientas y repuestos, y un inmediato plan de obras de infraestructura.

La respuesta patronal fue el despido de 28 compañeros contratados, el 30 de mayo. Sobrevino la “retención de tareas” y una nueva represalia de los empresarios, con 102 despidos de efectivos y una veintena de suspensiones. De inmediato, fueron a la huelga las 13 líneas de la zona.

La defensa de los compañeros contratados tenía su importancia, pues los trabajadores de Ecotrans, luego de muchos años de lucha, han logrado una bolsa de trabajo donde tienen prioridad en el ingreso los hijos de los trabajadores. El cese de la “contratación” golpeaba una conquista obrera.

El plan de lucha por las reincorporaciones incluyó una campaña muy fuerte de pintadas en todo el oeste y volantes que denunciaban los despidos, mientras los Cirigliano se negaban a invertir aunque recibían millones de pesos de subsidios estatales. Incluso se instaló una “carpa del aguante” en la terminal Merlo. La campaña tuvo sus resultados porque los medios y la población de la zona comenzaron a debatir sobre la calidad del servicio prestado por Ecotrans.

Así se pudieron reunir miles de firmas de usuarios y se convocó a un primer plenario de organizaciones sociales y sindicales, que votó diversas iniciativas que dieron al conflicto una gran vitalidad: fondo de huelga, comisión de mujeres de trabajadores, una comisión de usuarios, otra de prensa y la publicación de un boletín de lucha que informó sistemáticamente sobre el curso del conflicto.

Hubo nuevas cartas documento amenazadoras a los trabajadores por parte de la empresa, pero miles de boletines distribuidos entre los usuarios indicaron con números muy precisos los subsidios extraordinarios recibidos por el grupo Plaza. La empresa se vio obligada a dar explicaciones públicas sobre el destino de ese dinero, mientras anulaba las 20 suspensiones y reincorporaba a 37 de los 102 despedidos. Con eso, los Cirigliano quisieron dar por terminado el conflicto, pero esa pretensión fue rechazada de plano por el Cuerpo de Delegados.

Los compañeros de Ecotrans recibieron la solidaridad de trabajadores de la salud de Merlo y Moreno, de delegados de Metrovías, de los obreros de Pirelli (también en conflicto), de internas gráficas, de docentes de todos los distritos de la zona oeste, de trabajadores del Inta de Castelar y de los estudiantes del CUM de Merlo, entre otros. Más de 400 compañeros cortaron la ruta frente a las oficinas de la empresa y, en una importante movilización, más de 500 trabajadores y usuarios bloquearon durante horas el edificio de la Secretaría de Transportes en la Plaza de Mayo.

Hubo nuevas represalias patronales, otra conciliación obligatoria y más acciones de lucha. Se debe destacar el papel de la Comisión de mujeres, que incluso difundió el conflicto en el Encuentro de Mujeres en Neuquén. Después de otras reuniones en el Ministerio de Trabajo, la empresa reincorporó a otros diez compañeros, de modo que los efectivos despedidos se redujeron a veinte.

Después del incendio de trenes en Merlo y Castelar hubo momentos de zozobra, porque las denuncias de Jaime, aunque disparatadas, cumplieron su objetivo de impulsar una ofensiva patronal en toda la línea, siempre acompañada por la burocracia de la UTA que, continuamente, disparaba contra la conducción del conflicto; es decir, contra el Cuerpo de Delegados.
La respuesta obrera fue, sin embargo, contundente. Una asamblea votó que, de no reincorporarse de inmediato a todos los despedidos, habría huelga general. No se seguiría con la conciliación obligatoria después de cien días de lucha. En esos días, una conferencia de prensa de los delegados en Morón tuvo una repercusión enorme.

La empresa dio otro paso atrás y reincorporó a ocho de los veinte. Una asamblea delante del edificio de la Secretaría de Trabajo dio el mandato al Cuerpo de Delegados para una última negociación, antes de ir a la huelga, que se haría diez días después.

Así se llegó a esa reunión, en medio de denuncias cruzadas entre los delegados y la patronal, mientras se preparaba una nueva marcha y el paro general en todas las líneas. Finalmente, en un encuentro tenso en el Ministerio de Trabajo, la empresa aceptó reincorporar a los ocho compañeros que seguían afuera.

La reincorporación de todos los efectivos y el retiro de las 20 suspensiones constituye una gran victoria obrera. Con el cuerpo de delegados y el activismo intacto, están dadas las condiciones para pelear en la etapa que se abre por la defensa de la bolsa de trabajo y arrancar que se privilegie a los compañeros contratados que han quedado afuera en caso de que la patronal decida, en el futuro, tomar más trabajadores.