Sindicales

10/4/1997|534

El acto en Garín trazó una perspectiva

El jueves 3 de abril, más de 1.200 personas colmaron la puerta del taller de Atlántida en Garín, en respuesta a la convocatoria de los trabajadores de la planta ocupada. Un acto obrero de solidaridad activa nacional e internacional, que agrupó a delegaciones del Sindicato Cochrane de Chile, de la Confederación Gráfica Chilena, de la Federación Gráfica de Brasil y del Sindicato de Artes Gráficas de Uruguay; de la Fatida (Federación Gráfica del Interior), junto al secretario general de Fiat Auto de Córdoba, a los trabajadores del Malbrán en lucha y a decenas de internas, delegados y activistas del gremio gráfico —Ciccone, Zupán, Perfil, Talleres Unión. Hubo una nutrida presencia de delegaciones obreras y de trabajadores de la Capital y el conurbano; de la Corporación Médica del Sur —hoy en lucha contra el vaciamiento de su fuente de trabajo—, de la UTA y de la CTA Zona Oeste —ATE Ramos Mejía—, de la CTA Zona Norte, de Metrovías, cuyo cuerpo de delegados estuvo en pleno, de judiciales bonaerenses, camioneros de San Miguel, bancarios, Sindicato de Publicidad, Asociación del Personal Aeronáutico, periodistas, plantas metalúrgicas. Junto a ellos, jóvenes universitarios de Filosofía y Ciencias Sociales, movilizados con sus centros de estudiantes, y secundarios organizados por la Coordinadora (CES).


Fue un acto de lucha. Los dirigentes sindicales latinoamericanos se comprometieron a impedir la salida de publicaciones de Atlántida en sus propios países; los delegados y activistas gráficos a encabezar la lucha contra este mismo carnereaje y redoblar la solidaridad; los de fábricas y talleres del conurbano a aportar al fondo de huelga… Carlos Gallo planteó: “la mejor solidaridad con Atlántida es Fiat en lucha”,y anunció el reinicio de un plan de acción por los 42 despidos. Todos ‘votaron’ una jornada común de movilización.


Fue un acto de reagrupamiento obrero. La presencia de delegaciones del cordón industrial de la Panamericana y de todo el conurbano mostró la existencia de una red interfabril armada en casi un mes de movilización ininterrumpida —15 de ellos con la planta ocupada— de los trabajadores de Atlántida, algo que plantea una organización más allá de las vicisitudes y el desenlace del conflicto. La importancia estratégica de este reagrupamiento fue advertida por la patronal antes que nadie, en palabras de Vigil a una radio: “existe una agitación creciente en toda la zona industrial de la Panamericana que debe ser motivo de especial preocupación”.


En los mensajes de presentación del acto y en la intervención de los oradores ‘nacionales’, hubo referencias constantes a esta corriente de solidaridad obrera: la presencia de los trabajadores de La Salteña aportando el ‘pan diario’ de los ocupantes, las colectas y la presencia de compañeros de Ford, Terrabusi, Alba, Corni, Patty, Fate, junto a los de Siderca, Transportes del Oeste y de Lix Klett, amenazados de ‘cierres truchos’ como el de Atlántida, para despedir y volver a tomar obreros baratos y ‘flexibilizados’. Junto a esta corriente, el otro cordón de hierro formado por las Mujeres y los Hijos de los trabajadores en lucha.


En esta gran cita obrera hubo un solo ausente, el Sindicato Gráfico Argentino, ausente de las batallas contra la represión y de la movilización de los trabajadores de Atlántida.


Resoluciones


El acto ‘aprobó’, a mano alzada, una perspectiva de lucha de conjunto.


Una jornada de movilización por la victoria de todas las luchas en curso, enlazando la marcha del Obelisco a la sede central de Editorial Atlántida en la Capital Federal, con la movilización que ese mismo día realizarán los trabajadores cordobeses de Luz y Fuerza y Fiat Auto; la constitución de un gran Fondo de Huelga, condición para una lucha sostenida; la campaña por el boicot a las publicaciones de Atlántida y el llamado a organizar un inmediato paro activo del gremio gráfico, retomando el mandato conjunto de los trabajadores de Atlántida y Cochrane, en la asamblea hecha en las narices del cerco policial 48 horas antes.


El acto abordó el carácter de las actuales luchas y cómo llevarlas a la victoria. Carlos Gallo planteó “la necesidad de una expresión que coordine todas estas luchas, uniéndolas”, destacando que un punto vital del programa de la clase obrera debe ser el reclamo de una organización propia, en la que decidan los trabajadores y no el Estado o los patrones. Néstor Pitrola caracterizó la ofensiva patronal de los‘cierres truchos’, que trata de imponer por la vía de los hechos la ‘flexibilización’ laboral; puso de relieve el proceso de unidad de clase tejido en el cordón industrial de la Panamericana y más allá de él, y llamó a organizar la movilización conjunta y sistemática de todos los que hoy enfrentan estas batallas decisivas.


El acto de Atlántida, en Garín, fue una escuela de intervención política de la clase obrera dentro y fuera de “nuestras” fronteras.