Sindicales

5/5/1995|418

El convenio negrero de José Rodríguez

José Rodríguez,  el burócrata del Smata, es un “avanzado”. En noviembre del año pasado, firmó el convenio de trabajo de General Motors, para una futura planta que se instalará en Córdoba. ¿Por qué este apuro en firmar un convenio para una empresa  que aún no tiene fábrica ni personal ?


Es que sólo en este terreno baldío podía José Rodríguez firmar un convenio que incorporar la “reforma laboral” que todavía no pasó por el Congreso. El convenio con la GM es la recesión de los decretos de necesidad y urgencia que sacó Menem para pasar por encima del parlamento. No en vano el riojano lo elogió en el discurso del 1º de mayo y el ministro de Trabajo, Caro Figueroa, lo calificó, en  un artículo especial en Clarín (22/4), de “un hito importante en la historia”,  “emblemático para el futuro de las relaciones de trabajo” y de “compromiso de las partes alrededor de valores fundamentales”.


Tan “altas calificaciones” se explican porque el convenio, según el articulo 7, “regirá, en general, desde el 1 de noviembre de 1993 al 31 de octubre de 1998”, ¡cinco años! mientras que “las escalas salariales básicas… permanecerán intangibles hasta el 31 de octubre de 1995”.


Qué convenio y que salarios


El articulo 8 del conveniosuplanta la jornada de 8 o 9 horas  por “un módulo de 2.128 horas anuales”, cuya distribución por día queda a cargo de la patronal. Esto significa que podrá haber jornadas, por ejemplo, de 12 horas y otras de 5 horas. En consecuencia, las horas extras se abonarán  solamente cuando las horas trabajadas  superen en el mes el prorrateo de la cantidad anual de 2128 horas .


Como no existirá  un horario de trabajo fijo, “la empresa, de acuerdo a las necesidades de los clientes… comunicará con anticipación a sus empleados los programas y horarios establecidos, cuando las jornadas fueren diferentes de las habituales”. GM podrá disponer con solo 48 horas de aviso el cambio de turno del trabajador, por ejemplo de mañana al turno tarde o noche.


El nuevo convenio declara que su objetivo es “la competitividad de la empresa”, por lo cual “se establece el mutuo compromiso de mejorar de manera continua la productividad, la calidad, el costo y el servicio de los clientes”.


A tal fin, “el trabajo de la fábrica será organizado y basado en equipos mulfuncionales y/o en células de trabajo …” en base a “la formación polivalente y polifuncional”. Para el ministro de Trabajo menemista esto es todo un “hito”, porque  el trabajador integrará un “equipo multifuncional” dispuesto a realizar cualquier tarea, en cualquier horario. Ese equipo tendrá metas de tareas y de produccion, las  que tendrán un premio que  estará en función del puntaje de produccion que obtenga.  El gran mérito de esto, según Caro Figueroa, es que permitirá “una alta movilidad interior de la mano de obra (dentro de la fábrica), una rotación permanente de tareas y una alta flexibilidad salarial que relaciona estrechamente los ingresos con el rendimiento individual, grupal y organizacional”. Como se ve, se trata siempre del viejo trabajo a destajo, que ata el salario a la intensificación del trabajo.


Toda esta pampulosa multifuncion recibirá un salario básico mensual de 450 pesos (para el llamado “empleado polivalente principiante”), es decir  $2,70 la hora. La categoría máxima es el “empleado técnico polivalente especializado completo”  que cobrará 750 pesos, nada más que  $3,75 la hora. Es decir hambre.


A partir de ahi habrá un premio en función de “los objetivos generales (que) serán establecidos por la Empresa”. Esos objetivos están relacionados  con  el número de vehiculos producidos, menos los defectos producidos, el “cumplimiento de los objetivos de venta” y hasta “el indice de satisfacción de los clientes de acuerdo con las encuestas realizadas a tal fin”.  Muy objetivos, estos índices, y muy imparciales, por cierto.  Además habrá “objetivos específicos”, relativos a accidentes, ausentismo, “orden, limpieza y organización del local de trabajo”, reducción de costos, y cumplimiento de los métodos de justo a tiempo “y de controles visuales y trabajo estandarizado y mejora continua”. El premio lo cobrará, si hay que cumplir con todo esto, la Madre Teresa de Calcuta.


Los indicadores mencionados compondrían un índice grupal, el que otorgará un premio a  cada célula en base a un porcentaje de aumento sobre el sueldo básico que en 1994 oscilará entre el 10 y 25 %.  El “polivalente principiante” podría entonces ganar $ 3,10 la hora, y el “técnico polivalente especializado completo” $ 4,60 la hora. Sigue la miseria, pues se trata de jornales inferiores a la canasta familiar en un 40 y un 10% respectivamente.


El premio, como es variable y está en función de los índices generales y particulares, no alcanza el status de un “derecho adquirido”, aclara el convenio, lo que significa que si en el siguiente período no se alcanzan esos objetivos, GM pagará solamente la escala salarial básica.


Todo esto será verificado por una “comisión única de evaluación y seguimiento del cumplimiento de los objetivos de la empresa”, formada por la Empresa y el Smata.


El delegado, de palo


El convenio no deja nada sin reglamentar y es así que el cuidadoso José Rodriguez firmó una cláusula por la cual el trabajador no puede plantear su reclamo al delegado sino despues de un cierto tiempo y de varias instancias y siempre con el concurso de la propia patronal. El articulo 47 establece que en caso de algun conflicto, “el empleado…deberá referir la misma al consultor de manufactura o responsable de la célula”. “De no satisfacerle la respuesta, o no ser contestada en un plazo razonable, el empleado deberá elevar la cuestión a consideración de Recursos Humanos de GM. De subsistir la inquietud, el empleado deberá requerir la intervención del Director de Relaciones Industriales , el cual, por sí, o por intermedio de la persona que él indique, deberá convocar al delegado gremial, a fin de que en forma conjunta, atiendan y consideren la situación planteada”.


Se trata, que duda cabe, de un convenio “modelo” que las restantes patronales automotrices querrán imitar. Por supuesto que Rodríguez está más que dispuesto a llevar este “hito” a todas las fábricas automotrices.  La tarea de los mecánicos y de todo el movimiento obrero es impedir que este convenio modelo esclavista y negrero tenga vigencia en la propia General Motors.