Sindicales
7/3/2002|744
El debate sobre la huelga general indefinida
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La corriente “Docentes en Marcha” (impulsada por el MST) se ha caracterizado por levantar posiciones diferentes en cada una de las seccionales y por acoplarse a otras según soplaba el viento. En Ia Matanza respaldó el planteo de paros progresivos que apunten a la huelga general, como lo planteó la comisión directiva de la seccional. En Lomas, en cambio se limitó a plantear como medida extrema un paro aislado en la primera semana de clase. Con el argumento de que la gente no daba y de que había que “prepararse” para una lucha a fondo, se colocó en una posición aún más conservadora que la Celeste -lo cual no es poca. El MST se tomó tan a pecho su caracterización de que “la gente no da” que inclusive se adaptó a la moción de la Violeta (una corriente centrista pro CTA, opositora en el distrito a la Celeste), de desechar cualquier medida de fuerza durante la primera semana y estudiar alguna medida perdida para la semana siguiente. Planteos similares fueron sostenidos en San Martín y Sarmiento, conversando con la moción de la burocracia.
Existe un frente de hecho desde la burocracia a la izquierda, que se opone a la huelga general indefinida. No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta que sólo con una acción de ese calibre es posible derrotar una ley tan estratégica, fogoneada por el gobierno fondomonetarista. Por otro lado, es una falsa opción oponer a las huelgas indefinidas, supuestas acciones huelguísticas determinadas. Las huelgas consecuentes son, por definición, indefinidas, es decir, su duración esta condicionada al desarrollo de la lucha. Ponerle un plazo de vencimiento con independencia de ese desarrollo es condicionar, de antemano, su desenlace. Es la burocracia la que entronizó durante décadas el principio de los paros aislados y de las medidas con aviso anticipado de vencimiento.
La “preparación” de una huelga general al margen del planteo de la huelga general es pura charlatanería. Pasa a ser un pretexto para el sabotaje de la lucha. Mal se puede preparar algo que ni siquiera se propone como objetivo. Desechada la perspectiva de la huelga general indefinida, lo único que queda en pie es un conjunto de medidas repetitivas, que se prolongan en el tiempo, como una gimnasia desgastante.
Los mal denominados “planes de Iucha”, sólo “preparan” al fracaso de la lucha. El gremio ha vivido en carne propia las protestas sin perspectiva.
No es un secreto que en la base docente existe una marcada desconfianza en la dirección sindical, con más razón luego que levantó el paro por tiempo indeterminado a fines del año pasado. El obstáculo mayor que hay que remover para encarar una lucha a fondo es esa dirección
La huelga general antes de plasmarse a la realidad debe existir como programa, perspectiva y estrategia decir, como militancia y organización.
La huelga general estaba planteada antes de la represión en la Plata y no como una reacción desordenada ante esa represión. Por no haberse planteado a tiempo, el gobierno pudo sancionar la vergonzosa ley contra los docentes y la educación.