Sindicales

12/12/1996|523

El guillanismo se pinta la cara

Una llamada ‘Asamblea general’ de la lista Marrón de Julio Guillán,  “asume, en una solicitada, el compromiso de protagonizar con las empresas y el Estado un acuerdo serio” (Clarín, 9/12), esto es, firmar el nuevo convenio de trabajo. Apoya la flexibilización laboral (sólo rechaza la que sea impulsada ‘salvajemente’) y respalda las “regulaciones” del pre-acuerdo firmado por la dirección nacional de Foetra. Que no son otras que la jornada de 12 horas, la eliminación del descanso dominical, la autorización a las patronales para trasladar a dónde sea, transferir el personal a contratistas e inclusive despedir, bajo distintas modalidades (la solicitada menciona expresamente la jubilación anticipada).


Pero lo esencial de la noticia es que Guillán ha agrupado a su tropa para dar una clara señal de que pretende imponer el pre-acuerdo.


La burocracia debe considerar que al haber logrado ‘pudrir’ las dos asambleas generales del Sindicato Buenos Aires, donde iba a saltar el rechazo al pre-acuerdo, se abrió una oportunidad para consumar la traición.


No está todo dicho. El rechazo al pre-acuerdo se ha generalizado a todo el país (ver nota sobre telefónicos salteños). En Buenos Aires, movimientos de distintos edificios, muestran a los trabajadores dispuestos a enfrentar los atropellos patronales. El activismo antiguillanista debe reagruparse, hacer un balance del empantanamiento de su política y formular un plan de lucha contra el pre-acuerdo.