El 30 de marzo dábamos cuenta desde Prensa Obrera la grave situación que vivían trabajadores del Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires. A través de su Comisión Interna se denunciaba que cinco trabajadores habían sido infectados con covid-19 por la negligencia de la dirección del Hospital, que desestimó las advertencias realizadas por los trabajadores. Por la demora en realizar testeos y en proceder al aislamiento del servicio de extracciones (foco de casos positivos), actualmente hay reconocidos por la dirección 16 trabajadores y trabajadoras infectadas y otro caso sospechoso.

A raíz de un recurso de amparo presentado por la Comisión Interna, el 3 de abril la jueza de feria Rosalía Romero estableció que “es el deber del Hospital Italiano, en forma inmediata, adoptar las medidas de protección personal y entregar los EPP (Equipos de Protección Personal)”, tales como barbijo quirúrgico, camisolín, guantes, etc. Unos días antes, previendo la inminencia de la sentencia, la dirección del Hospital estableció mediante una comunicación interna la obligatoriedad de utilización de barbijo quirúrgico para todo el personal hospitalario, pero acto seguido dice que “los barbijos resultan eficaces por 7 días y recomendamos su cuidado”.

La “recomendación” (que vertida por la patronal se convierte en una orden) choca de lleno con los consensos nacionales e internacionales respecto al uso de barbijos quirúrgicos: los mismos no son reutilizables (como sí lo son los barbijos N-95). El mismo Ministerio de Salud establece que los mismos son descartables y de un solo uso, y en general la recomendación es usarlos hasta 4 horas.

Este hecho tiene más gravedad si se considera que con estas medidas no sólo se pone en riesgo a los más de 9.000 empleados sino también a las decenas de miles de socios, ya que convierte a los trabajadores en posibles vectores de contagio hacia los pacientes.

Nada de esto podría suceder sin la complicidad del sindicato de trabajadores de la sanidad (Atsa), dirigido por la Celesta y Blanca de Héctor Daer. Para la prensa, la conducción sindical publicó un comunicado denunciando al Hospital, pero puertas adentro se encargaron de atacar a la Comisión Interna (en manos de la Agrupación Bordó) por sus acciones, que incluyeron un corte de la calle Perón y convocatoria a los medios para denunciar esta situación.

Con el objetivo de reducir gastos, la dirección del Hospital Italiano vuelve a exponer a sus miles de trabajadores a la infección. Nuevamente queda en evidencia la necesidad de pelear por la elección de comisiones de los trabajadores que determinen las medidas a tomar para garantizar la protección de empleados y pacientes. Nuestra salud no puede estar en manos de las decisiones mercantiles de la patronal.