Sindicales

27/11/2014|1342

El impuesto al salario y los trabajadores mecánicos


El salario de los trabajadores de las terminales automotrices estuvo en los últimos años disfrazado por la oferta de horas extras. Un operario podía llegar a ganar más del 100 por ciento del salario neto en horas extras. Desde los primeros nubarrones que asomaron en la industria automotriz la primer variable de ajuste fueron los trabajadores; a los despidos por goteo y las suspensiones que no pararon en todo el año, hay que sumarle los cortes de horas extras, que dejaron al desnudo el salario real de los trabajadores mecánicos.


 


Es así que un operario con categoría de producción ronda los 13.000 pesos mensuales. El reajuste trimestral por inflación, que adoptaron las patronales y el Smata, no frena, de ninguna manera, la pérdida del poder adquisitivo del salario. A esto hay que sumarle el impuesto al salario que está haciendo estragos en los sueldos de esta porción de los trabajadores. En lo que va del año, el Smata lleva un acumulado de 25 por ciento de incremento salarial, faltando todavía el último trimestre, pero a este porcentaje hay que descontarle lo que se lleva ganancias, “hasta un 30 por ciento del incremento salarial no va al bolsillo del trabajador sino a la Afip” (Clarín, 6/4). O sea que el aumento del 25 por ciento es, en realidad, para muchos, un 17,5.


 


Un dato que ejemplifica lo perverso de la aplicación de este impuesto es que está castigando a muchísimos trabajadores que cobran menos de 15.000 pesos mensuales por haber superado en 2013 esta cifra. Por ejemplo, si entre enero y agosto de 2013, un trabajador superó el promedio de 15.000 pesos, aunque haya sido con horas extras, es alcanzado por el impuesto aunque esté cobrando una cifra menor. Una aberración. Esta situación se volverá insostenible a fin de año, el alcance de la confiscación del medio aguinaldo y los bonos vacacionales (que en las terminales representa un equivalente de 300 horas) será enorme.


 


El carácter del impuesto al salario es una escuela política para muchos mecánicos que tuvieron alguna vez simpatía por el kirchnerismo, y hoy ven cómo los “nacionales y populares” les roban parte del salario en función de una agenda patronal. Los debates y la bronca crecen mes a mes en los lugares de trabajo y se entiende claramente que el problema es político.


 


Mientras el oficialismo se niega sistemáticamente a discutir en el Congreso todo lo que esté relacionado con el impuesto a las ganancias, la abolición de este impuesto regresivo se impone como una de las primeras reivindicaciones de los trabajadores mecánicos, junto con la prohibición de despidos y suspensiones. El programa del Frente de izquierda está más vigente que nunca y hay que desarrollarlo.