Sindicales

25/4/1996|491

El número de autopartistas “no llegará ni a la mitad de las existentes”

 “O la UOM firma el convenio Fiat o los trabajadores van a perder la fuente de trabajo”


La amenaza corresponde a Jorge Aguado, ex gobernador de la dictadura y director de Sevel, y forma parte de la declaración general de guerra de las patronales automotrices y metalúrgicas publicadas en Clarín (14/4). Horas después, el presidente de la Cámara de Industriales Metalúrgicos de Córdoba planteó que “las exigencias de entrega en ‘just in time’ (entrega de insumos ‘justo a tiempo’), sumadas a la flexibilización de horarios de trabajo que impondrá Fiat, obligará a los proveedores a adoptar un régimen laboral equivalente”. Esto incluye salarios ‘a la medida’ del acuerdo Fiat-Smata, de 2,35 la hora para el operario o 3,78 para el oficial múltiple, liquidación de las horas extras, “cambios de puestos de trabajo y turnos y división de las vacaciones entre julio-agosto y diciembre-febrero” (La Nación, 17/4).


La patronal autopartista ha planteado formalmente la derogación del convenio firmado por el secretariado de la UOM para la rama automotriz, luego de traicionar la lucha del 94. Este acuerdo, que convalidó la negociación por ‘ramas’ y dejó las manos libres a las empresas para continuar con la política de ‘flexibilidad laboral’, para las patronales está ‘superado’. La exigencia, ahora, es ‘igualdad de trato’ con la Fiat.


Lo que no dice el patrón metalúrgico es que la destrucción del convenio colectivo va unida a la cesantía de miles de trabajadores metalúrgicos. “Hace un año, CORMEC —hasta ahora la filial local de la Fiat— contaba con mas de 120 proveedores directos… actualmente la lista apenas supera los 80”. Ahora “la automotriz italiana trabajará en Córdoba con alrededor de 25 proveedores estratégicos”, siguiendo una tendencia mundial por la cual las terminales se relacionan directamente con empresas que les deben entregar  “componentes complejos”, es decir partes armadas del vehículo (La Voz del Interior, 15/4). La perspectiva es una feroz concentración de las plantas de autopartes, “cuyo número total no llegará ni a la mitad de las existentes”, y bajo el dominio de los grandes pulpos automotrices. La ‘reorganización’ de la industria que plantea la Fiat incluye como alternativa “la asociación directa (de autopartistas locales) con sus pares italianas” o “contratos de transferencia tecnológica y trabajo bajo licencia… que supone compra de tecnología extranjera a cambio del acceso a créditos internacionales”. Este proceso de expropiación capitalista está llevando a una compra acelerada de autopartistas locales por firmas extranjeras y sólo en Córdoba “se estima que arribarán unas 14 empresas” (La Voz del Interior, 18/4)


La clave es la importación


Ni los despidos, ni la reducción de salarios, ni la destrucción del convenio colectivo aseguran un horizonte de expansión de la industria nacional. El régimen automotriz argentino ya permite un 40% de componentes importados, además de que “las inversiones en bienes de capital realizadas por las terminales son consideradas como exportaciones a los efectos de los mecanismos de compensaciones con las importaciones” (La Voz del Interior, 26/2) La Fiat, con solo anunciar una inversión de 600 millones de dólares “puede importar vehículos hasta ese valor aunque no haya exportado ni una unidad” (ídem), lo mismo vale para el resto.


Cuando la conducción de la UOM traicionó la lucha del 94 y firmó los convenios que hoy la patronal metalúrgica llama a reemplazar por el acuerdo Fiat, dijimos: “(el secretariado) traicionó esta huelga, pero paradójicamente ha comenzado su cuenta regresiva. Mas que nunca hay que plantearse un aumento del 60%, no aceptar ninguna norma flexibilizadora y armar una agrupación antiburocrática organizada y militante” (PO nº 424). De esto se trata.